agosto 09, 2008

32 LEYES DEL BAYÁN REFLEJADAS EN EL KITÁB-I-AQDAS

1. 19 días de ayuno en el último mes de cada año, y Naw-Rúz como comienzo del año - váhid 8, capítulo 18; váhid 5, capítulo 3; váhid 6, capítulo 142.

2. Decir Alláh'u'Abhá 95 veces al día - váhid 5, capítulo 173.

3. División de la herencia entre 7 clases si no existiere testamento (ver Sinopsis y Codificación de las Leyes y Ordenanzas del Kitab-i-Aqdas, p. 43) - váhid 8, capítulo 24.

4. Necesidad de escribir un testamento - váhid 5, capítulo 13

5. Sitios de peregrinación compuestos por la Casa del Báb y Bahá'u'lláh en Shiraz y Baghdad, respectivamente - váhid 4, capítulo 16; váhid 6, capítulo 16

6. Ley de Qiblih (es decir, Punto de Adoración) - no figura en el Bayán persa

7. Determinación de la cantidad de la dote - váhid 6, capítulo 7

8. Ley de Entierro (es decir, el cuerpo en un ataúd de cristal o madera, un anillo en la mano derecha, envolver un velo de seda o algodón de 5 piezas en todo el cuerpo) - váhid 5, capítulo 12

9. Provisión de la oración para los muertos - váhid 5, capítulo 11

10. Huququ’lláh - váhid 8, capítulo 16

11. Meditar y leer los Escritos diariamente - váhid 8, capítulo 14

12. Provisión contra el uso de púlpitos y exhortación a los creyentes a sentarse en sillas - váhid 7, capítulo 11

13. No portar armas [a menos que sea necesario] - váhid 7, capítulo 6

14. La ropa de seda es legal y el uso de platos y tazas de oro es permisible - váhid 6, capítulo 9

15. El arrepentimiento de los pecados es sólo ante Dios - váhid 7, capítulo 14

16. Provisión exaltando el trabajo al nivel de la adoración, prevención a los creyentes de convertirse en mendigos o contribuir con ellos - no figura en el Bayán Persa

17. Un año de paciencia antes del divorcio - váhid 6, capítulo 12

18. No pesar el Libro de Dios con las normas corrientes entre los hombres - váhid 2, capítulo 1

19. Evitar el licor, opio, y drogas que alteran la mente - váhid 9, capítulo 8

20. No entrar en la casa de otro sin su permiso - váhid 6, capítulo 16

21. Mostrar bondad hacia los animales - váhid 6, capítulo 16

22. Un mithqal equivale al peso de 19 guisantes secos - váhid 5, capítulo 19

23. La Fiesta de 19 días - no figura en el Bayán Persa

24. No criticar a otros - no figura en el Bayán Persa

25. Provisión abrogando la ley islámica con respecto a la impureza del semen- váhid 5, capítulo 15

26. Pelo, piel, y huesos no anulan la oración - váhid 5, capítulo 14

27. Provisión exhortando a los creyentes a ser moderados en el lamento ante el fallecimiento de un familiar - no figura en el Bayán Persa

28. Provisión que permite un interés a cambio de un préstamo - váhid 5, capítulo 18

29. Obligatoriedad del matrimonio - váhid 8, capítulo 15

30. Disposición relativa a la limpieza y fomentando el uso de perfume - váhid 8, capítulo 6; váhid 6, capítulo 2

31. Versos prescritos para la oración obligatoria omitida - váhid 8, capítulo 10

32. Renovación de mobiliario en el hogar cada 19 años [si es posible] - no figura en el Bayán persa

Nota: Los pasajes que no figuran en el Bayán Persa se encuentran en el Bayán Árabe, el cual hasta la fecha no se ha traducido al Inglés.

Copyright 2006-8 Ahang Rabbani. Used with permission
INFALIBILIDAD: UN ENSAYO

Susan Maneck

Puede obtenerse una visión más clara sobre infalibilidad si damos una mirada a lo que los Escritos dicen al respecto. La declaración más contundente que conozco sobre la estación y autoridad de 'Abdu'l-Bahá entre las expresiones de Bahá'u'lláh se halla en la Tabla de la Rama:

"Ha brotado del Sadratu'l-Muntahá este sagrado y glorioso Ser, esta Rama de Santidad. Bienaventurado aquel que ha buscado su protección y ha permanecido bajo su sombra. Verdaderamente el tronco de la Ley de Dios ha brotado de esta Raíz que Dios ha implantado firmemente en la tierra de Su voluntad, y Cuya Rama se ha elevado hasta abrazar a toda la creación...Dad gracias a Dios, Oh pueblo, por su aparición. Porque, verdaderamente, Él es el favor más grande que se os ha otorgado, la bendición más perfecta sobre vosotros; y por medio de Él todo hueso convertido en polvo es vivificado.

Quienquiera que se vuelva hacia Él se ha vuelto hacia Dios, y quienquiera se aparte de Él se ha apartado de Mi Belleza, ha repudiado mi prueba y ha transgredido contra Mí. Él es el fideicomiso de Dios entre vosotros, Su encargo entre vosotros, Su manifestación a vosotros y Su aparición entre Sus siervos privilegiados... Le hemos enviado en la forma de un templo humano. Bendito y santificado sea Dios, quien crea lo que Él desea por medio de su inviolable e infalible decreto. Aquellos que se privan de la sombra de la Rama están perdidos en el desierto del error, consumidos por el calor de los deseos mundanos, y se encuentran entre los que de seguro perecen" (1).

Existe otra Tabla no traducida en la cual Bahá'u'lláh alude al conocimiento innato de 'Abdu'l-Bahá que se distingue de aquel conocimiento que es adquirido. No me cabe duda, que es sobre esta base que el Guardián se refiere al "conocimiento sobrenatural" de 'Abdu'l-Bahá. Pienso, sin embargo, que aunque esto constituye omnisciencia, no es igual que "omnisciencia a voluntad" como la que posee la Manifestación.

Pienso que también podemos conseguir un buen cuadro sobre infalibilidad viendo lo que la *Voluntad y Testamento* dice sobre la infalibilidad conferida al Guardián y la Casa de Justicia.

"La sagrada y joven rama, el Guardián de la Causa de Dios, así como la Casa Universal de Justicia que será universalmente elegida y establecida, se encuentran bajo el cuidado y protección de la Belleza de Abhá, bajo el amparo y guía infalible de su Santidad, el Exaltado (que mi vida sea ofrecida por ambos)". (2).

El término aquí traducido como "guía infalible" es *ismat fa'iz*, literalmente protección desbordante. Los Profetas y otras figuras santas son mencionados como 'ismatiyan. Esta palabra también lleva la connotación de castidad. Asumo que esta cualidad de indefectibilidad moral del Guardián y la Casa de Justicia es la protección divina.

El pasaje siguiente dice:

"Cualquier cosa que ellos decidan es de Dios. Quienquiera no obedece a él o a ellos, no ha obedecido a Dios; quienquiera se rebela contra él o contra ellos, se ha rebelado contra Dios; quienquiera se opone a él (o a ellos), se ha opuesto a Dios, quienquiera contiende con ellos, contiende con Dios, quienquiera disputa con ellos disputa con Dios; quienquiera a él negare, niega a Dios; quienquiera no crea en él, no cree en Dios; quienquiera se desvíe, se aparte y se aleje de él, en verdad se desvía, se aparta y se aleja de Dios"(3).

Este pasaje sugiere que la firmeza en el Convenio implica sobre todo obediencia. Pero se debe subrayar que la razón por la cual obedecemos es porque lo que ellos deciden constituye la voluntad de Dios. Otro pasaje en la 'Voluntad y Testamento' establece:

"Y ahora, en lo que se refiere a la Casa de Justicia, que Dios ha establecido como la fuente de todo bien y libre de todo error..." (4). La palabra para error aquí es "kata". Los persas pueden corregirme si me equivoco, pero pienso que el significado literal de este término es "desliz". Esta es una infracción no intencional.

La palabra generalmente traducida como infalibilidad es ma'sum. Este término también tiene la connotación de indefectibilidad moral. Pero creo que lo importante aquí es examinar lo que implica la palabra ma'sum dentro del propio contexto de las Escrituras. La exposición más amplia sobre infalibilidad se encuentra en el Ishráqát. Desafortunadamente no he podido encontrar una Tabla persa entera en mi biblioteca, así que tendré que conformarme con la traducción inglesa.

"Sabe que, el término de infalibilidad" tiene numerosos significados y diversas posiciones. En un sentido es aplicable a Aquel a Quien Dios ha hecho inmune al error. De igual manera es aplicable a toda alma a quien Dios ha resguardado del pecado, trasgresión, rebelión, impiedad, descreimiento y otras cosas similares." (5) Nótese que el énfasis aquí es sobre impecabilidad más que sobre inerrancia. El pasaje continúa y dice:

"Sin embargo, la Más Grande Infalibilidad es conferida sólo a Aquel cuya posición es inmensurablemente exaltada más allá de las ordenanzas y prohibiciones y está santificado de los errores y omisiones. En verdad, Él es la luz que no es seguida de oscuridad y una Verdad que no es alcanzada por el error. Si El dijese que el agua es vino, o que el cielo es tierra, o la luz es fuego, Él hablaría la verdad y no habría lugar a duda alguna, y a nadie le es dado el derecho a cuestionar su autoridad o a decir por qué o por cuánto. Quienquiera tenga objeciones será contado entre los desobedientes en el Libro de Dios, el Señor de los mundos. "Verdaderamente, al Él no se le debe interrogar por sus acciones, pero todos los demás serán interrogados por sus acciones". (Qur'án 21:23) Él ha venido del cielo invisible, portando la bandera de "Él hace lo que Él desea" y es acompañado por los huestes del poder y la autoridad, mientras que el deber de todos excepto Él, es el de observar estrictamente cualquiera de las leyes y ordenanzas que les hayan sido impuestas; y si algún se desviase de ellas, aunque fuese en el grosor de un cabello, su obra se convertiría en nada". (6)

Lo que Bahá'u'lláh parece decir aquí es que la Manifestación no es simplemente inmaculada, pues Ella representa la Voluntad de Dios mismo. Ella es quien define lo que es correcto y lo que es pecaminoso. La yuxtaposición de dualidades tales como cielo/tierra, luz/fuego, agua/vino, son todas maneras de expresar que la Manifestación determina lo correcto e incorrecto.

Mi comprensión sobre este pasaje (y los que le siguen) es que figuras como 'Abdu'I-Bahá, Shoghi Effendi y la Casa de Justicia son infalibles porque ellos hacen lo correcto, pero la Manifestación es la Verdad misma.

Para resumir, la infalibilidad en la Manifestación significa que Ella misma es la piedra de toque que determina que es lo moralmente correcto e incorrecto. En figuras menores esto significa que ellos invariablemente siguen los estándares establecidos. Figuras como Bahá'u'lláh y 'Abdu'I-Bahá también tienen conocimiento sobrenatural, pero pienso que este es un asunto diferente al de infalibilidad que es una cuestión moral.

Por otra parte, que nos asegura que la doctrina de la infalibilidad no se refiere a un sentido metafísico (¿quien lo sabe realmente?): ¿Pero cual sería entonces su función? Se ha discutido a veces que las Figuras Centrales recurren a la hipérbole cuando hablan de algo o alguien como "libre de error". Supongamos por un momento que esto fuera verdad. Incluso la hipérbole cumple un propósito ¿Qué suponen entonces para nosotros estas expresiones? 'Abdu'I-Bahá advierte de que nadie "enarbole el estandarte de la revuelta y se vuelvan obstinados, abriendo de par en par la puerta de las falsas interpretaciones [ijtihád] (7).

Todos podemos tener una comprensión diferente de la infalibilidad, pero lo esencial es que cualquier interpretación que anime a la gente a hacer las cosas anteriormente mencionadas es inadecuada.

...

Podría ser que por interpretación autoritativa no se quiera decir que el Guardián conocía exactamente lo que contuvo o significó un texto específico, sino que únicamente él estaba enterado de la intención global de las Escrituras y de cómo deben ellas aplicarse en el presente.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

BALYUZÍ, H.M. 'Abdu'l–Bahá, El Centro del Convenio de Bahá’u’lláh. Primera edición en español. Editorial Bahá’í de España. Febrero – 1985 – Barcelona (Terrassa) – España. Pág. 20-21.
'ABDU'L–BAHÁ – Voluntad y testamento Editorial Bahá’í Indo-Latinoamericana. Segunda Edición – 1973. Pág. 14.
Ibid. Pág. 14.
Ibid. Pág. 18.
BAHÁ’U’LLÁH. Tablas de Bahá’u’lláh, revelados después del Kitáb-i-Aqdas. EBILA – 2ª Edición revisada: 1990. Buenos AIRES – Argentina. Pág. 112. Ibid 112-113.
'ABDU'L-BAHÁ – Voluntad y Testamento. Editorial Bahá’í Indo-Latinoamericana. Buenos Aires – Argentina – Segunda Edición: 1973. Pág. 32

agosto 08, 2008

¿INSTITUCIONES INFALIBLES?

(ver original en inglés)

Udo Schaefer

Resumen

La infalibilidad es un término complejo de la escritura bahá'í que no ha sido muy discutido en su literatura secundaria. El concepto, que presenta analogías en el Catolicismo y el Islam, se encuentra desgastado históricamente y se ha vuelto obsoleto en el pensamiento secular. Este artículo analiza dos categorías de “infalibilidad”: la infalibilidad esencial, que es inherente a los mensajeros de Dios; y la infalibilidad conferida, que es una característica de las instituciones de la Guardianía y la Casa Universal de Justicia. Este artículo se enfoca en la Casa Universal de Justicia. ¿Su infalibilidad opera con una magnitud ilimitada? ¿Son cada una de sus decisiones infalibles, y si no, cuáles son sus límites? Los límites inmanentes de este carisma son analizados y se proporciona un argumento detallado que sostiene una interpretación restrictiva.

Introducción

La razón ('aql) ha sido señalada como “el primer y más sobresaliente” entre los “favores que el Todopoderoso ha otorgado a los hombres”, [2] sin embargo, no es una fuente infalible de conocimiento, [3] y está “sujeta al error”. [4] Todo el pensamiento humano debe prologarse con el dicho de San Jerónimo errare humanum est. [5] “El hombre mortal es propenso a errar”, dice Bahá’u’lláh. [6] Surge entonces la pregunta si hay algo que pueda llamarse abiertamente verdad, o si hay alguna fuente infalible de verdad.

La religión revelada está asociada inseparablemente con una demanda de la verdad. Si es la Palabra de Dios la que es proclamada, no puede ser sino verdad y, de hecho, todos los Profetas afirmaron ser el “recto Sendero de la Verdad”. [7] El Corán es “una guía hacia el temor a Dios”, [8] por el cual “el camino correcto [es] distinguido del error” [9]: “Mas Nuestra actitud, la que concuerda con Nuestra majestad, es enfrentar la falsedad con la verdad, disipándola”. [10] Para los Bahá’ís, Bahá’u’lláh es “el Libro viviente, que proclamó la Verdad”, Su mensaje “una Verdad que no es alcanzada por el error” [11] Su libro “que juzga entre la verdad y la falsedad”, [12] es el estándar divino de toda moralidad, la “esencia de la justicia”, [13] el “Balance Infalible”. [14]

Bajo la premisa de fe que Él es el “mediador entre Dios y los hombres” [15] y ha venido con la verdad, el mensajero debe ser considerado una fuente infalible de conocimiento. Ésta es una conclusión lógica. Refiriéndose al Evangelio de San Juan, [16] la teología Cristiana reclamó para Jesucristo no sólo la infalibilidad sino incluso la omnisciencia. [17] En los islámicos dogmáticos la doctrina de 'isma fue desarrollada conforme a que la inmunidad al error y al pecado se atribuye a los Profetas. [18] Mientras que el término “infalibilidad” no aparece en los escritos sagrados del pasado, ni en la Biblia ni en el Corán, Bahá’u’lláh ha tratado explícitamente este asunto, y, tal como explicaré más adelante, confirma la infalibilidad como un atributo inherente a la Manifestación de Dios.

Sin embargo, la demanda de la infalibilidad ha sido elevado también por dos instituciones de la comunidad: La Guardianía y la Casa Universal de Justicia. Según los textos sagrados ambas son explícitamente “libres de todo error” [19]: “Cualquier cosa que ellos decidan es de Dios” [20] ... Dios ciertamente, les inspirará con todo lo que Él desee”. [21] Por cuanto la infalibilidad es un atributo esencial de la Manifestación que ocupa una posición ontológicalmente más elevada dentro de la jerarquía de la creación que los seres humanos y está dotada de conocimiento innato, aquellos individuos que sirven en estas dos instituciones son seres humanos. El carisma [22] de la infalibilidad ha sido conferido a la institución (no a las personas en el oficio). Para el pensamiento secular el concepto de la infalibilidad conferida se ha vuelto insostenible e inaceptable. En la edad del “falibilismo” [23] “la infalibilidad es una demanda obsoleta”. [24] Es más, el concepto está históricamente agobiado, conjura toda clase de connotaciones negativas, provoca rechazo feroz y es considerado como una expresión de vanidad humana y arrogancia, un signo de pensamiento anticuado.

En el pensamiento occidental la infalibilidad está estrechamente asociada con la iglesia Católica y su disputado dogma de infalibilidad papal, que fue promulgada por el primer concilio Vaticano en 1870 bajo el Pontificado de Pío IX. [25] El dogma [26] define al obispo Romano ser infalible si toma una decisión final en materias de doctrina o morales y habla ex cátedra, [27] es decir en el desempeño de su oficio de instrucción (magisterium). El dogma de la infalibilidad papal fue aceptado por el Concilio después de muchas disputas, con el resultado que un gran grupo disidente, formado principalmente por obispos alemanes, dejaron la Iglesia Católica y encontraron su propia iglesia, la llamada “Católicos Antiguos”. El término aún es polémico en la teología Católica. Hans Küng ha escrito a un libro de regular tamaño [28] sobre este tema, en el cual contiende radicalmente este dogma. La discusión entre los teólogos Católicos sobre este asunto continúa y la Curia ha sido incapaz de silenciar las voces de los disidentes. Hoy el concepto de la infalibilidad está desacreditado, ya que un significativo número de teólogos Cristianos ni siquiera atribuyen la infalibilidad a Cristo, puesto que se Le presume haber errado con respecto a la cuestión de la parusía. Hans Küng ha acuñado una fórmula para propagar extensamente la convicción entre los Católicos: “Nemo infallibis nisi Deus ipse” [“Nadie es infalible excepto Dios”].

En el clima escéptico de las sociedades occidentales, la infalibilidad es un concepto que es virtualmente imposible de impartir; el concepto de la infalibilidad conferida es aún más difícil de explicar. De hecho, este concepto no puede ser validado mediante argumentación racional. No obstante, ha de ser posible demostrar que la idea de la infalibilidad conferida no es necesariamente irracional bajo la premisa de fe religiosa. Para hacer eso, sin embargo, sería necesario clarificar esta noción en un discurso crítico. Sólo seremos capaces de evitar la acusación de superstición si nos enfocamos para mostrar que la infalibilidad de las instituciones no es un elemento mágico en el sistema Bahá’í sino más bien algo que es razonable y aceptable para aquellos que creen en la revelación de Bahá’u’lláh.

En este discurso crítico la discusión de los límites inmanentes de la infalibilidad conferida sería de crucial importancia. La idea de que la Casa Universal de Justicia está investida con una infalibilidad ilimitada conduce a consecuencias insostenibles e inaceptables. Desafortunadamente, la experiencia ha mostrado que dentro de la Comunidad Bahá’í una discusión crítica sobre este tema no es una cosa fácil – demasiado fuertes son las convicciones de muchos que la afirmación de Bahá’u’lláh, “Cualquier cosa que decidan es de Dios,” [29] es válida absolutamente para cada tipo de decisión, en consecuencia la Comunidad Bahá’í está en posesión de un tipo de oráculo que puede ser consultado y del cual la comunidad obtiene guía infalible en todos sus asuntos.

Tal como Shoghi Effendi mismo ha clarificado la extensión de su infalibilidad como Guardián y ha formulado sus limitaciones inmanentes, este artículo se enfoca sobre la Casa Universal de Justicia: ¿Opera ilimitadamente su infalibilidad con el resultado que absolutamente toda decisión es cubierta por ella? O, si esta pregunta será contestada en negativo, ¿cuál es exactamente el alcance de su infalibilidad?

Al comienzo hemos elucidado el concepto de la “infalibilidad esencial” de los Mensajeros de Dios, pero está más allá del alcance de este artículo el tratar este tema comprensivamente. No discutiré el tema de la omnisciencia, [30] ni entraré en detalles (por ejemplo, la pregunta acerca de si las referencias en los textos sagrados de los hechos o eventos históricos [31] son declaraciones infalibles), ni discutiré la naturaleza de la infalibilidad de ‘Abdu’l-Bahá. [32]

Este tema de la infalibilidad institucional ya ha sido materia de discusión en el contexto de la refutación de las confusas y descaradamente falsas acusaciones de un rompedor de la Alianza. [33] Una edición inglesa de esta refutación [34] entretanto ha sido publicada por George Ronald bajo el título Making the Crooked Straight: A Contribution to Bahá’í Apolegetics (Oxford: George Ronald, 2000) a la cual me refiero. [35] El presente artículo contiene algunos argumentos extensos.

La “infalibilidad” ('isma) [36] es un término complejo que tiene, según Bahá’u’lláh “numerosos significados y diversas estaciones”. [37] En un sentido (en el de la impecabilidad) puede ser aplicado “a cualquier alma que Dios ha guardado contra el pecado, trasgresión, rebelión, impiedad, descreimiento y similares”. [38] Este “regalo de gracia” es “un rayo de la bondad de la infalibilidad” y “es otorgada a cada alma santa”. [39] La Escritura Bahá’í distingue entre la infalibilidad esencial y la infalibilidad que ha sido conferida a través de concesión divina. [40]

Infalibilidad esencial (al-'isma adh-dhátíya)

La infalibilidad esencial es un atributo inherente y está confinado a los Profetas; es una característica exclusiva de la posición ontológica de los mensajeros de Dios, así como los rayos del sol son inherentes al sol. Este concepto puede sólo puede ser entendido en el contexto de la profetología Bahá’í [41] la que será brevemente descrita.

En el pasado, han habido diferentes respuestas a la pregunta sobre naturaleza de las figuras fundadoras de varias religiones. El punto de arranque de la teofanología de las religiones Abrahámicas fue el dualismo existente entre Dios y el hombre. Una y otra vez, la pregunta ha sido elevada sobre si el mediador de la voluntad divina es un ser humano llamado por Dios para llevar un misión especial, o si, en cambio, Dios se ha encarnado a sí mismo, asumiendo la forma humana en la persona de la “Manifestación” o Mensajero de Dios. Según a la doctrina Judía, Zoroastriana, e Islámica, Moisés, Zoroastro y Muhammad son seres humanos han sido llamados para actuar como el portavoz de Dios. [42] La teología Cristiana, en cambio, definió la naturaleza de Cristo en el Concilio de Nicea en el año 325 DC, dando una interpretación ontológica al dignatario título del Mesías “Hijo de Dios”, expresada por la fórmula “vere homo, vere Deus” [“verdadero hombre, verdadero Dios”]. Según la doctrina de la Santísima Trinidad, Cristo es el Hijo de Dios encarnado, siendo simultáneamente hombre y Dios en “unión hipostática”. [43]

La revelación de Bahá’u’lláh transmite una visión más diferenciada de los mensajeros divinos. La Escritura imparte una esquema conceptual de la ontología Bahá’í, una tricotomía según la cual existen tres mundos: El eternamente inaccesible mundo de Dios ('álamu'l-haqq) el que es “exaltado más allá del alcance de las mentes de los hombres”, [44] el mundo de la creación ('álamu'l-khalq) y el mundo intermedio, el mundo de la revelación del mandato divino ('álamu'l-amr). Los Profetas y mensajeros de Dios son parte de este mundo intermedio.

Esta visión ha sido expresada terminológicamente: En lugar de los términos Coránicos nabí (profeta) y rasúl (mensajero), encontramos en la escritura Bahá'í el término ocurrido frecuentemente mazharu'lláh o az-zuhúr (Manifestación de Dios) [45] por que es indicado que estas figuras son exaltadas por encima de la normal existencia humana y tienen una estación ontológica por encima del hombre, que ellos son seres sui generis. Un doble naturaleza ha sido asignada a ellos: una estación humana y una estación espiritual que es “nace de la sustancia misma de Dios” (iláhí). [46]

La diferencia ontológica fundamental entre los seres humanos y los Profetas en la preexistencia [47] y su conocimiento innato del mundo de la creación (násút) y del mundo metafísico (malakút, jabarút): "Ellos son los Tesoros del conocimiento divino [48] ... las Minas de la Sabiduría divina". [49] Su conocimiento no es adquirido, no ganado por reflexión o experiencia. Más bien es "conocimiento divino", [50] el "conocimiento del ser" ('ilmu'l-wujúd) [51] que es "como el conocimiento y conciencia que el hombre tiene de sí mismo". [52] Las Manifestaciones de Dios "son concientes de la realidad de las cosas", [53] de las necesidades y exigencias del mundo humando, Ellos son "Espejos santificados" [54] que reflejan la luz de Dios, [55] "los puntos focales donde los signos, señales y perfecciones de aquella sagrada Realidad preexistente aparecen en su esplendor." [56] Su "conocimiento del ser" [57] ha sido expresado por Bahá'u'lláh en una metáfora según la cual la Manifestación es como un "médico Divino e Infalible" [58] que "tiene Sus dedo en el pulso de la humanidad" quien "percibe la enfermedad y prescribe, en Su infalible sabiduría, el remedio". [59]

Así, los mensajeros divinos son "Manifestaciones" de Dios y no sus encarnaciones. [60] En relación a Dios, la Manifestación aparece como la nada absoluta, pero en relación al mundo de la creación ('álamu'l-khalq, násút) el está dotado con todos los atributos de Dios. [61] Sólo a través del conocimiento de las Manifestaciones es obtenible el conocimiento de Dios. [62] Cada uno de ellos ha sido el “representante y portavoz de Dios”: [63]

Quienquiera les reconozca ha reconocido a Dios. Quienquiera escuche su llamado ha escuchado la Voz de Dios, y quienquiera atestigüe la verdad de su Revelación ha atestiguado la verdad de Dios mismo. Quienquiera se aleje de ellos se ha alejado de Dios, y quienquiera no haya creído en ellos no ha creído en Dios. Cada uno de ellos es el Camino de Dios, que conecta este mundo con los reinos de lo alto y el Estandarte de su Verdad para todos en los reinos de la tierra y del cielo. [64]

El carisma de la infalibilidad es una precondición lógica, un "requerimiento esencial" [65] para esta representación de Dios, por la cual él salvaguarda y protege su palabra, sus leyes y ordenanzas de todo error. La soberanía de Dios ha sido expresada en los versos:

La Voluntad de Dios no está limitada por los criterios de la gente, y Dios no holla sus senderos... Verdaderamente Él debe ser alabado en sus acciones y obedecido en sus mandatos. Él no tiene socio en su juicio ni ayudante en su soberanía. [66]

La soberanía de Dios es también un atributo de la Manifestación:

Él hace Su voluntad. Él elige, y nadie puede objetar Su elección. [67] Si Él dijese que el agua es vino, el cielo tierra, o la luz fuego, Él diría la verdad y no habría duda alguna de ello; y nadie tiene derecho a cuestionar su autoridad o a preguntar por qué. Quienquiera ponga objeciones será contado entre los recalcitrantes en el Libro de Dios, Señor de los mundos. ‘Verdaderamente a Él no se Le pedirán cuentas por sus acciones, pero a todos los demás se les pedirán cuentas por sus acciones’. Él ha venido del cielo invisible, portando el estandarte de ‘Él hace lo que Él desea’ y está acompañado por las huestes del poder y la autoridad. [68]

Así, la soberanía de Dios esta representada a través de sus Manifestaciones. Por lo tanto ellos “no están bajo la sombra de las leyes del pasado”. [69]

Bahá'u'lláh ha confirmado la doctrina de 'isma (infalibilidad) que ha sido deducida del Corán y desarrollada en el Islam según la cual los Profetas son ma'súm, es decir, libre de pecado, inmaculado, moralmente infalible, y otorgado por Dios inmune al error, e infalible en su juicio y decreto. Él denominó esta infalibilidad esencial, "la Más Grande Infalibilidad", (al-'ismatu'l-kubrá) la que esta confinada a la Manifestación, a

Aquel cuya posición es inconmensurablemente exaltada más allá de las ordenanzas y prohibiciones y está santificado de los errores y omisiones. De hecho, Él es una Luz que no va seguida de oscuridad y una Verdad a la que no alcanza el error [70] ... Aquel que es el Punto de Amanecer de la Causa de Dios no tiene copartícipe en la Más Grande Infalibilidad. Es Él Quien, en el reino de la creación… es la Manifestación de "Él hace lo que desea". [71]

Por virtud de su infalibilidad esencial todo lo que emana de las Manifestaciones "se identifica con la verdad y es conforme a la realidad...Cualquier cosa que digan es la Palabra de Dios, y lo que sea hagan es una acción enhiesta”. [72]

Bahá’u’lláh ha hecho este principio la piedra de toque de la fe del hombre y ha formulado sus consecuencias en lenguaje desafiante:

Bienaventurado el hombre que ha confesado su creencia en Dios y en Sus signos, y ha reconocido que "a Él no Se Le han de pedir cuentas de Sus hechos". [73] Dios ha dispuesto que ese reconocimiento sea el adorno de toda creencia y su fundamento mismo. De él debe depender la aceptación de toda buena obra… Si Él decretare lícito lo que desde tiempo inmemorial ha sido vedado, y prohibiere lo que en todo tiempo se había considerado lícito, nadie tiene el derecho de poner en duda Su autoridad. Quien vacile, aunque fuere por menos que un instante, ha de ser considerado como trasgresor. Si alguien no ha reconocido esta verdad sublime y fundamental, ni ha alcanzado esta exaltadísima estación, será agitado por los vientos de la duda, y los dichos de los infieles perturbarán su alma. Aquel que haya reconocido este principio será dotado de la más perfecta constancia. [74]

Este pasaje es indudablemente una provocación que debe ser vista a la luz de las “lluvias de pruebas” “de Su reino de gloria”, [75] el propósito divino por el cual “lo verdadero debe ser distinguido de lo falso, y el sol de la sombra” [76] Bahá'u'lláh en otra parte habla de "Los temores y agitación que la revelación de esta ley provocarían en los corazones de los hombres". [77] Pruebas similares ocurrieron en dispensaciones anteriores. [78]

Infalibilidad conferida (al-'isma al-sifátíya) [79]

Hay una diferencia categórica a la infalibilidad esencial: la infalibilidad conferida cubre sólo una de las dos categorías de 'isma, la imposibilidad de caer en el error, y la infalibilidad de juicio. La infalibilidad conferida a una institución no implica libertad del pecado, impecabilidad y pulcritud. [80] En la Fe Bahá’í la infalibilidad ha sido conferida exclusivamente al Guardián en su función como el interprete autorizado de la escritura sagrada y a la Casa Universal de Justicia. [81]

Refiriéndose al Guardián y a la Casa Universal de Justicia, el Testamento de ‘Abdu’l-Bahá proclama:

El guardián de la Causa de Dios, así como la Casa Universal de Justicia… se encuentran bajo el cuidado y protección de la Belleza de Abhá, bajo el amparo y guía infalible de Su Santidad, el Exaltado [82] ... Cualquier cosa que ellos decidan es de Dios. [83]

Y con referencia a la Casa Universal de Justicia se declara que esta institución ha sido hecha "la fuente de todo bien y libre de todo error” [84] por Dios y cualquier cosa que decida es "la Verdad y el Propósito de Dios Mismo” [85] Bahá'u'lláh ha dado la seguridad que, "Dios ciertamente, les inspirará con todo lo que Él desee” [86] Aquí, el carisma de la infalibilidad no descansa sobre la comunidad como un todo (como en la Iglesia Católica) [87] y no particularmente sobre los miembros de la Casa, sino sobre el oficio, [88] el que constituye el objetivo, límite inherente de la infalibilidad. [89] Es por lo tanto, importante en esta coyuntura considerar la cuestión crítica de los límites inmanentes de la infalibilidad conferida, para clarificar los principios envueltos.

La pregunta es si absolutamente todo lo escrito y hablado por el Guardián reclama ser libre de error, y, similarmente, si todo lo decidido por la Casa Universal de Justicia, incluso tragar que las decisiones administrativas diarias sobre materias triviales, están gobernadas por el dictum de 'Abdu'l-Bahá, ¿"Cualquier cosa que decidan es de Dios”? [90] ... Cualquier cosa que ellos decidan tiene el mismo efecto que el Texto mismo". [91] En otros términos, ¿la infalibilidad se confiere a estas instituciones sin restricción o tiene límites inherentes?

La magnitud de la infalibilidad conferida

Es más fácil definir la magnitud de la infalibilidad conferida en el caso de la Guardianía que de la Casa Universal de Justicia, porque Shoghi Effendi mismo definió los límites de la infalibilidad conferida en la Guardianía. Su infalibilidad estaba restringida a la esfera de su poder interpretativo (auctoritas interpretationis) [92] y a su oficio, es decir, a su interpretación autoritativa de la escritura [93] y su papel como protector de la Fe. Más allá de estas funciones el Guardián no era infalible explícitamente, [94] y de hecho el no tomó decisiones acerca de algo “que no esta en las enseñanzas". [95] Hasta donde los hechos registrados están involucrados, su trabajos históricos no caen dentro de la esfera de su autoridad interpretativa y por tanto no cubiertos por este carisma; sin embargo, en esas partes de sus escritos históricos que constituyen "teología narrativa", donde es "su interpretación de significación teológica de eventos históricos" [96] que es a la vanguardia, este carisma es, de hecho, puesto para tener presente.

No hay ninguna declaración explícita en la escritura o en los escritos de Shoghi Effendi acerca de las esferas específicas en las cuales se otorgue infalibilidad a las funciones de la Casa de Justicia. [97] Ninguna declaración sobre el tema ha sida elaborada aún por la misma Casa Universal de Justicia. De hecho, es escasamente probable que alguna declaración oficial sea emitida, ya que, como veremos después, a pesar de que ésta es una cuestión con implicaciones psicológicas de largo alcance sobre la conciencia de los creyentes y las instituciones, no tiene relevancia para la autoridad legal de dicho cuerpo supremo, autoridad que deriva simplemente del hecho que ha sido ordenada por Bahá'u'lláh. La estricta obediencia que los creyentes tienen que rendir a esta institución, como fue expresado en la Voluntad y Testamento de 'Abdu'l-Bahá, "Quienquiera no obedece a él o a ellos, no ha obedecido a Dios”, [98] no está basada en su carisma especial.

Pienso que, análoga a la interpretación auto-restringida de Shoghi Effendi, la infalibilidad conferida a la Casa Universal de Justicia no se extiende a todas sus acciones, sino cubre sólo esas funciones que son explícitamente mencionadas en el Testamento de 'Abdu'l-Bahá. Éstas son todas acciones de legislación suplementaria sobre materias que no están mencionadas expresamente en el Libro, [99] incluyendo las decisiones en problemas que han causado diferencias, cuestiones que son oscuras y asuntos de relevancia universal.

Razones para una interpretación restrictiva

Varios factores pueden apoyar esta interpretación de la infalibilidad conferida a la Casa de Justicia. El punto de partida de nuestro discurso es el hecho que la Casa Universal de Justicia posee la plenitud de poder jurisdiccional, comprendiendo funciones ejecutivas (administrativas), judiciales y legislativas, mientras que el Guardián ha sido investido con el poder de interpretación. Hay una separación estricta de los dos poderes en medio de los dos pilares del orden. [100]

Desde el comienzo mismo, la Casa de Justicia fue prevista como cuerpo legislador e investida con la función de legislación suplementaria. Las normas del libro que constituyen la ley de Dios son válidas e inalterables por al menos mil años, [101] y se han formulado por lo tanto en un nivel más abstracto. [102] La Casa de Justicia ha sido facultada para elaborar estas leyes y proveer leyes subsidiarias según los requerimientos de una sociedad en constante cambio por medio de la promulgación de legislación suplementaria.

La futura evolución de la ley Bahá'í no vendrá, como fue el caso en el Islam, por medio de la interpretación autoritativa de los “eruditos” (al'ulamá'), [103] sino a través de legislación suplementaria de un cuerpo legislativo autorizado, que está demás autorizado para abrogar sus propias leyes y para adaptar su propia legislación a las exigencias de un mundo en constante cambio. Así la ley Bahá'í ha sido provista "con un elemento esencial de flexibilidad." [104] La ley sagrada Bahá'í está constituida por ambas, las leyes que Bahá'u'lláh ha dado a su pueblo en el Kitáb-i-Aqdas que son el núcleo de la ley de Dios, y las leyes suplementarias promulgadas por la Casa Universal de Justicia.

Otro factor que apoya esta interpretación es el testimonio proporcionado en las fuentes escritas. Siempre que el cuerpo supremo es mencionado en el texto sagrado o referido en los escritos de Shoghi Effendi está en el contexto de asuntos "que no han sido reveladas explícitamente en el libro", [105] es decir asuntos que no son cubiertos por el texto sagrado necesitan ser regulados por legislación. Esto se hace evidente por la "octava hoja" del Kalímát-i-Firdawsíyyih donde Bahá'u'lláh define las funciones y competencias de la Casa de Justicia y promete para este cuerpo la asistencia del Espíritu Santo:

Incumbe a los Fideicomisarios de la Casa de Justicia reunirse en consejo para tratar de aquellas cosas que no han sido reveladas explícitamente en el Libro y para hacer cumplir lo que a ellos les resulte aceptable. Dios, ciertamente, les inspirará con todo lo que Él desee, y Él, en verdad, es el Proveedor, el Omnisciente [106]

También en Ishráqát Bahá'u'lláh indudablemente se refiere a la legislación cuando, después de haber rendido tributo a los “dos pilares, recompensa y el castigo” como la “fuente de vida para el mundo” y después de haber mencionado que "para cada día hay un nuevo problema y que para cada problema hay una solución adecuada”, Él continua: “tales asuntos deben remitirse a la Casa de Justicia para que los miembros de la misma actúen de acuerdo con las necesidades y exigencias de los tiempos”. [107] Él también se refiere a la legislación cuando declara brevemente después que “todos los asuntos de Estado deben ser remitidos a la Casa de Justicia”. [108] Lo mismo es verdadero cuando Bahá'u'lláh, relaciona con el tema de interés, dice que Él "se ha abstenido de fijas sus límites” [109] y encomienda “la dirección de estas cuestiones” a los “hombres de la Casa de Justicia” [110]

Siempre que ‘Abdu'l-Bahá menciona a la Casa Universal de Justicia es claro que el propósito de este cuerpo es futura legislación. [111] El define en su testamento el propósito, competencias y funciones de la Casa de Justicia, "la fuente de todo bien y libre de todo error:" [112]

Todo debe ser referido a este cuerpo. Éste promulga las ordenanzas y reglamentos que no se encuentren en el explícito Texto Sagrado. Por medio de este cuerpo han de resolverse todos los problemas difíciles… Esta Casa de Justicia promulga las leyes y el gobierno [hukúmat] las ejecuta. [113]

Todos deben volverse hacia el Libro Más Sagrado, y todo lo que no esté anotado expresamente allí debe ser referido a la Casa Universal de Justicia. Aquello que dicho cuerpo apruebe, ya sea por unanimidad o por mayoría, es por cierto la Verdad y el Propósito de Dios Mismo. [114]

... Incumbe a estos miembros (de la Casa Universal de Justicia)… deliberar sobre todos los problemas que han causado diferencias, cuestiones que no estén claras y asuntos que no se hallen registrados explícitamente en el Libro. [115] Cualquier cosa que ellos decidan tiene el mismo efecto que el Texto mismo… La Casa de Justicia es a la vez la que promulga y deroga sus propias leyes. [116]

Las referencias de Shoghi Effendi sobre la Casa Universal de Justicia no dejan duda de que el propósito fundamental de este cuerpo es "llenar aquellos vacíos que el autor del Kitáb-i-Aqdas ha dejado deliberadamente en el cuerpo de Sus ordenanzas legislativas y administrativas;" [117] que la Casa Universal de Justicia "ha sido investida con la función de legislar en materias no reveladas expresamente en las enseñanzas", que ésta tiene el "exclusivo derecho y prerrogativa... de pronunciarse y deliberar y dar el juicio final sobre aquellas leyes y ordenanzas que Bahá'u'lláh no ha revelado expresamente." [118]

Ya que la Fe Bahá’í esta aún "en su infancia" [119] y no ha alcanzado "la plenitud de su poder", [120] existe poca necesidad para la Casa de Justicia de ejercer sus poderes legislativos. De hecho, hasta ahora ha habido poco en el sentido de la legislación. Las únicas promulgaciones hechas por la Casa Universal de Justicia que puedo discernir que constituyen actos de legislación fueron:


  1. Su declaración el 6 de octubre de 1963 que el oficio del Guardián quedaba permanentemente vacante, [121]

  2. El establecimiento del Cuerpo Continental de Consejeros en su mensaje al mundo Bahá’í del 24 de junio de 1968, [122]

  3. La promulgación de la Constitución de la Casa Universal de Justicia el 24 de noviembre de 1972, [123]

  4. El establecimiento del Centro Internacional de Enseñanza en su mensaje del 8 de junio de 1973, [124]

  5. La promulgación de la ley del Huqúqu'lláh en su mensaje del Ridván de 1991,

  6. La promulgación de las provisiones rituales del Kitáb-i-Aqdas referentes a las oraciones obligatorias, ayuno y dhikr en su anuncio al mundo Bahá'í el 28 de diciembre de 1999.

Las actividades de la Casa Universal de Justicia han sido, hasta ahora puramente administrativas en naturaleza, con la excepción de aquellas decisiones judiciales hechas en base del artículo VIII de su constitución. Puesto que Shoghi Effendi antevió un tiempo cuando "cortes Bahá’ís constituidas oficialmente” existirían, [125] surge la pregunta sobre si la Casa de Justicia retendrá su función judicial como se fija en su constitución. En el curso del tiempo, las funciones judiciales y ejecutivas de esta institución ciertamente darán camino a su tarea principal de legislación, cuya importancia se incrementará constantemente.

Debe notarse que las esferas de competencia mencionadas en el texto sagrado con la legislación suplementaria, es decir para resolver "todos los problemas difíciles", [126] para “deliberar sobre problemas que hayan causado diferencias, cuestiones que son obscuras," [127] tienen que ser tenidas en cuenta como funciones legislativas. [128] El contexto [129] revela claramente que esto no se refiere a decisiones ad hoc ejecutivas/administrativas o judiciales, sino a decisiones que son de relevancia general, universal.

El hecho que la dirección neumática, guía infalible, [130] ha sido prometida por Bahá'u'lláh y 'Abdu'l-Bahá en el contexto de aquellos pasajes de los escritos que definen la competencia legislativa de este cuerpo, y está acompañada en cada ocasión por una referencia al “Libro” o el “Texto Sagrado”, [131] es un fuerte apoyo para la sugerida interpretación restrictiva según la cual la infalibilidad cubre únicamente los actos de legislación. [132] El "Libro", el "Texto Sagrado", es de validez universal. Por esto, puede concluirse que sólo aquellas decisiones son “infalibles” que son también de validez universal, mientras que las decisiones concernientes a casos individuales no están cubiertas por este carisma, porque o tienen relevancia legal para la comunidad mundial.

Una tercera razón para sostener una interpretación restrictiva de la infalibilidad conferida se relaciona con ciertos argumentos lógicos. Como cualquier otro cuerpo de decisión autoritativa la Casa Universal de Justicia es dependiente de la información, [133] pero la calidad de esta información varia de acuerdo al nivel sobre el que la decisión es hecha. En los niveles ejecutivo y judicial, el conocimiento de hechos históricos de un caso específico es requerido, mientras que en el nivel legislativo lo que es requerido es un conocimiento general de las materias a ser reguladas.
Para la primera categoría, la determinación de hechos históricos, la Casa de Justicia es dependiente de otros. La información factual necesaria para las decisiones ejecutivas y judiciales es recolectada por instituciones subordinadas o individuos. Una decisión infalible requeriría que, en cada caso, la información factual provista fuera absolutamente libre de error. ¿Cómo podría ser eso posible? No puede haber garantía que todos los hechos relevantes para la decisión son en verdad compilados, y que éstos son evaluados correctamente para su importancia respectiva antes de ser transmitidas a la Casa Universal de Justicia. Si esto no puede ser garantizado, entonces no puede haber garantía sobre la absoluta exactitud de las decisiones hecha en estos niveles. La exactitud de cualquier decisión en tal caso es condicional: depende de la exactitud y absoluta fiabilidad de la información provista concerniente al asunto en mano. Infalibilidad condicional, sin embargo es una contradicción en términos. Una decisión que está basada hechos relevantes fragmentarios o trasmitidos equivocadamente no puede garantizarse ser corregida. Las declaraciones de la Casa Universal de Justicia de que una decisión puede ser "corregida" cuando "nuevos hechos emerjan" [134] confirman esta interpretación.

La situación es diferente en el caso de legislación (eso es, el establecimiento de normas abstractas generales) y de decisiones sobre asuntos específicos de relevancia universal. [135] En estos casos, la decisión es hecha al nivel abstracto de normas; es independiente de cualquier caso histórico concreto y la determinación de sus hechos relevantes. Lo que es requerido es información general. Aquí también, la Casa Universal de Justicia necesita inquirir en las condiciones de todos los aspectos del asunto a ser regulado y conocer las implicaciones dogmáticas legales [136] de legislación. Sin embargo, la legislación no es dependiente de la clarificación de datos históricos y la provisión de hechos por otras instituciones o individuos que siempre permanecen falibles. La Casa de Justicia es así independiente de los actos necesariamente falibles de otras instituciones o individuos. Esta independencia del cuerpo supremo es una precondición lógica para una decisión que es libre de error.

¿Cual es el propósito de una legislatura infalible? El sello de inmunidad al error significa que la ley que pasa por la Casa Universal de Justicia constituye ley sagrada, que es cualitativamente diferente de cualquier ius humanum y está atribuida en la jerarquía de ley a la ley divina (ius divinum). [137] La infalibilidad está expresada en diferentes categorías. [138] La esfera de interpretación está gobernada por las categorías “verdadero-falso". Una interpretación infalible es una que es absolutamente “verdadera”; es una manifestación de la verdad divina. La ley promulgada por una legislatura infalible no es “verdadera” sino “justa”. Por lo tanto, una legislación infalible significa una promulgación de normas legales que están de acuerdo con la justicia divina. Ambos la ley divina de la revelación y las leyes que resultan de la legislación suplementaria de la Casa Universal de Justicia constituyen aquella justicia divina, el advenimiento de la cual Bahá'u'lláh ha profetizado: “el reinado de la justicia se establecerá, sin duda, entre los hijos de los hombres y el fulgor de su luz envolverá a toda la tierra”. [139]

Las decisiones infalibles son “la Verdad y el Propósito de Dios mismo”, [140] son manifestaciones de la voluntad divina. En principio, tales decisiones son inalterables para los seres humanos como la voluntad de Dios. Así como la voluntad de Dios no puede ser “corregida”, los actos infalibles no están sujetos a “corrección”.

Las interpretaciones del Guardián de los escritos sagrados son infalibles – puesto que son “de Dios” – inalterables hasta la siguiente revelación divina. La legislación de la Casa de Justicia es infalible y – ya que sus leyes son "la verdad y el Propósito de Dios Mismo” [141] – no estarían sujetas a abrogación teniendo a ‘Abdu’l-Bahá que no ha proveído una provisión explícita en Su Testamento, según el cual la Casa Universal de Justicia tiene no sólo el poder de "promulgar leyes que no se encuentren explícitamente mencionadas en el Libro", sino también "el poder de anular las mismas". [142] Sólo por virtud de esta cláusula salvatoria es la Casa de Justicia facultada para abrogar su propia legislación y para adaptar la ley "a las exigencias del tiempo" [143] de manera que ésta es "el Iniciador y Abrogador de sus propias leyes". [144]

Si uno extiende la infalibilidad de las decisiones de la Casa de Justicia en la esfera de sus poderes administrativos, ejecutivos y judiciales, este cuerpo no estaría facultado para corregir sus propios juicios cuando hayan emergido nuevos hechos, ya que el texto no contiene tal provisión explícita para las decisiones fuera de la legislación suplementaria. Este resultado sería inaceptable. Pienso que este es un argumento más para mi visión de que las decisiones ejecutivas y judiciales no están cubiertas por la infalibilidad y por consiguiente están sujetas a cambio.

En este contexto debe notarse que la abrogación de una ley dada por la Casa Universal de Justicia para sustituirla por una nueva ley que es apropiada a las condiciones cambiadas, y la cancelación de una decisión en la esfera de los poderes ejecutivos o judiciales porque nuevos hechos emergen, tienen cualidades diferentes. Por la abrogación de una de sus leyes la Casa de Justicia no "corrige" su anterior legislación, está más bien adaptándola a las condiciones cambiantes en la tierra. [145] 'Abdu'l-Bahá ha dejado en claro que solo “circunstancias que han cambiado profundamente y condiciones que han sido alteradas" legitiman la abrogación y adaptación de la Casa de Justicia de sus propias leyes a las “exigencias del tiempo”. [146] Un periodo relativamente largo ha sido previsto, ya que 'Abdu'l-Bahá habla sobre "otra Casa de Justicia" (tal vez sólo después de un completo cambio de su membresía) y ejemplifica esto con "cien años". No existe contradicción entre estos dos actos de legislación, cada uno fue perfectamente apropiado a las condiciones del tiempo.

El cambio de una decisión relacionada con los poderes administrativos y judiciales de la Casa en la misma material después que nuevos hechos hayan emergido es de una diferente calidad. Sin embargo, si uno le da una mirada, el cambio debido a nuevos hechos es una corrección. Hay dos juicios contradictorios de los cuales sólo uno puede ser real. Si uno clama infalibilidad para todas las decisiones administrativas y judiciales de la Casa de Justicia, se levanta una pregunta crucial acerca de si uno puede cubrir de una manera razonable con decisiones contradictorias de la misma Casa de Justicia en el mismo asunto. ¿Cómo uno puede escapar a este dilema lógico? Pienso que el reclamar la infalibilidad para ambas decisiones es insostenible; no puede ser mantenido sin violar los principios del pensamiento lógico.

La "infalibilidad" de una decisión errónea y por lo tanto corregida no puede ser sostenida por medios del argumento sofisticado que la decisión (errada) haya sido libre de error si los nuevos hechos sobre la que se ha basado han sido corregidos. Esto equivaldría a una mera infalibilidad hipotética, por lo cual no es la decisión misma que es infalible, sino más bien el proceso por el cual se arribó a tal decisión. Esta clase de argumento reduciría el principio a una absurdidad. Así el hecho que tales decisiones estén sujetas a corrección me parece que constituyen otro argumento racional que estas decisiones no están cubiertas por el carisma conferido de la infalibilidad.

Un cuarto apoyo para esta visión se deriva de las implicaciones del reclamo de una infalibilidad ilimitada. Tal reclamo tendría consecuencias de largo alcance. Implicaría que las decisiones en incluso las más triviales, asuntos de rutina estén cubiertas por la infalibilidad. ¿Debe, por ejemplo, el nombramiento de una persona responsable de ciertas funciones en el Centro Mundial ser visto como una decisión “infalible”, y la encarnación de la voluntad de Dios con el resultado que este nombramiento tenga “el mismo efecto que el Texto mismo? [147] ¿Debe tal decisión ser una de “las ordenanzas y regulaciones que no se encuentran explícitamente en el texto sagrado”? [148] ¿Que si el individuo nombrado a la posición fuera a fallar en el cumplimiento de lo que ha sido esperado por ellos? Reclamar este carisma por tales cosas lo reduciría ad absurdum y trivializaría la voluntad de Dios y el augusto concepto de la infalibilidad. Esta no puede ser la intención del texto.

Pienso que es obvio que la infalibilidad no puede ser reclamada para decisiones en asuntos relativamente triviales. [149] Si uno trata de excluirlas y restringir la esfera de la infalibilidad a asuntos más esenciales, [150] se eleva la cuestión sobre el criterio para delinear los límites para aquellas decisiones administrativas o judiciales para las que la infalibilidad debe ser mantenida. No puedo ver tal criterio.

Reclamar infalibilidad para virtualmente todo lo que ha sido decidido por la Casa Universal de Justicia, sin excepción, sería en mi opinión extremadamente arriesgado y absolutamente imprudente. Tal interpretación de la infalibilidad de la Casa de Justicia es insostenible e indefendible y podría convertirse fácilmente en su talón de Aquiles. Hay indudablemente muchas gente buscando celosamente y haciendo grandes esfuerzos por encontrar un solo error que sería suficiente para desaprobar empíricamente y por todo el tiempo la infalibilidad de la Casa de Justicia. Un solo error sería suficiente para una “falsificación” del reclamo de la infalibilidad. [151] Estoy seguro que una interpretación extensiva de este concepto llevaría a interminables interrogantes y discusiones irresolutas, y los Bahá'ís se sentirían constantemente obligados a refutar las prolongadas acusaciones.

Además, tal concepto de infalibilidad tiene también implicaciones psicológicas de largo alcance que afectan la conciencia de los creyentes. [152] Una irreflejable, incluso mágica visión de la guía infalible que ha sido conferida a la Casa de Justicia prevalece actualmente en la comunidad. [153] Algunos imaginan que la comunidad está en posesión de algún tipo de Oráculo Délfico, al cual todos pueden recurrir siempre que estén en una encrucijada. Esta es una actitud absolutamente inaceptable que promueve la frecuente inclinación de evadir la elaboración de la propia decisión y escapar a la responsabilidad de uno sometiendo asuntos difíciles a la Casa Universal de Justicia para conseguir "guía infalible".

Esta actitud y forma de pensar es irracional. Además revela que uno presupone que la Casa Universal de Justicia no opera de una manera racional y no decide después de haber conducido una consulta racional, sino más bien actúa como un mero recipiente, transformador y portavoz del Espíritu Santo; que sus decisiones son revelacionales en carácter. En verdad, las decisiones no vienen a través de inspiración cuasi-profética ("quasi per inspirationem", "Divino afflante spiritu"). En lugar de eso, ellas son alcanzadas en el curso de un extenso proceso racional en el cual, subsiguiente a la clarificación de las directrices normativas establecidas en la escritura y el establecimiento de los hechos relevantes, un proceso formal de consulta lleva a un consenso de opinión y finalmente a una decisión alcanzada por el voto de la mayoría o por unanimidad. Esto significa que el Espíritu Santo no actúa como deus ex machina. La información en cada decisión debe ser preparada y cada decisión debe estar sujeta a consulta. Shoghi Effendi ha expresado esto en una declaración incontrovertible: Ellos pueden, más bien deben, enterarse de las condiciones prevalecientes dentro de la comunidad, pesar desapasionadamente en sus mentes los méritos de cualquier asunto presentado a su consideración,” luego “En actitud de oración, deben seguir los dictados y los impulsos de su conciencia”. [154] Así, como la Casa Universal de Justicia ha declarado expresamente [155], la infalibilidad no es sinónimo de omnisciencia, ni impide la consulta racional y el discernimiento.

Según Bahá'u'lláh, la humanidad ha "alcanzado la edad de la madurez", [156] y yo pienso que tales expresiones de irracionalidad y oscurantismo como las mencionadas arriba no son un signo de madurez sino más bien de propia inhabilitación y desprecio por la razón humana ('aql), la que – junto con la sabiduría y prudencia (hikmat [157]) – ha sido tan alabada por Bahá'u'lláh [158] y 'Abdu'l-Bahá. [159]

Los límites de la infalibilidad conferida a la Casa de Justicia deberían ser compatibles con la razón. El carisma debería ser reflejado sobre la intención de arribar a un entendimiento que no implique un sacrificium intellectus. El creer en la infalibilidad conferida a una institución con ciertos límites inmanentes, el creer que los actos legislativos son inmunes de error por virtud de guía divina, el creer que la voluntad de Dios se manifiesta en ellos según la promesa de guía infalible es un acto de fe que no esta en contradicción con la razón humana.

Aspectos de la guía divina (hudá)

La visión expresada aquí no tiene consecuencia para la autoridad legal de la suprema Casa de Justicia. Esta autoridad – como se ha señalado – no está basada en su carisma especial, sino simplemente es el resultado del hecho que esta institución ha sido ordenada por Bahá’u’lláh. Ya que este es el cuerpo supremo, tiene la última palabra [160] en todas las esferas de sus poderes. Todo lo que la Casa de Justicia decida tiene que ser obedecido. Esta obediencia a las dos instituciones supremas, el Guardián y la Casa Universal de Justicia, ha sido enfatizada por 'Abdu'l-Bahá en lenguaje inequívoco:

Quienquiera no obedece a él o a ellos, no ha obedecido a Dios; quienquiera se rebela contra él o contra ellos, se ha rebelado contra Dios; quienquiera se opone a él (o a ellos), se ha opuesto a Dios; quienquiera contiende con ellos, contiende con Dios… ¡Que la ira, la indignación feroz y la venganza de Dios caigan sobre él! [161]

La infalibilidad conferida a la suprema Casa de Justicia llega lejos más allá de su autoridad de tener la última palabra en todas las materias (no entiendo esta frase). Por virtud de su guía infalible la comunidad Bahá’í está permanentemente en posesión de una institución que por su legislación asegura "la continuidad de aquella autoridad Divinamente nombrada que fluye desde la Fuente de nuestra Fe” y salvaguarda “la unidad de sus seguidores”. [162]

Una objeción podría hacerse: ¿Resulta esta interpretación restrictiva en una reducción de la guía divina que está otorgada a este cuerpo supremo, si sus decisiones en asuntos administrativos y judiciales están excluidos de la esfera de la infalibilidad conferida? Pienso que no.

La guía Divina tiene tres aspectos diferentes. El término árabe hudá se usa en el Qur'án para significar la revelación divina, es decir, del Qur'án mismo, del cual se dice, "Ésta es un Libro, exento de dudas, como guía para los temerosos de Dios". [163] Este Libro es la guía divina para el "recto sendero" [164] para aquellos quienes creen. Además de eso, Dios otorga guía en todos los asuntos a aquellos quienes se vuelven a él. [165] Más allá de esta guía individual hay la guía que ha sido prometida en esta dispensación a las instituciones de la comunidad. Puedo observar dos categorías de guía divina en los escritos:


  • una guía divina general que es prometida a todos los cuerpos electos, la que es relativa, ya que depende de ciertas precondiciones, "requisitos principales para ellos que tomen consejo juntos" [166] y

  • una guía divina específica conferida a los pilares gemelos la que es absoluta, porque no esta hecha dependiente de condiciones previas. Esta guía divina absoluta es infalibilidad.

En contraste a la guía divina absoluta, la relativa no excluye el error. Ahora, las decisiones de la Casa Universal de Justicia que han sido tomadas dentro de la esfera de su legislación pueden ser canceladas. No obstante, uno puede presuponer que los miembros de esta institución suprema son fuertemente motivados para encontrar estos sublimes “requisitos principales” enumerados por 'Abdu'l-Bahá y que esta institución comparte esa guía divina general, indudablemente en grado superior que todos los cuerpos electos subordinados.

Tomando esta proposición por concedida, las consecuencias prácticas de la infalibilidad restrictiva para los creyentes sería insignificante: ellos pueden continuar considerando a la Casa de Justicia como divinamente guiada, como una fuente de guía divina, y podrían no obstante admitir que en un caso especial esta guía (relativa) no podría operar porque la Casa de Justicia fue informada equivocadamente o no totalmente informada. Esta sería una posición inexpugnable contra toda crítica y todo esfuerzo para negar el concepto de infalibilidad (conferida) por argumentación empírica. En lugar de decir "Nosotros tenemos un cuerpo infalible”, uno diría entonces "Nosotros tenemos un cuerpo divinamente guiado que es infalible en la esfera de legislación". El esquema perfilado en la figura debajo podría ser útil para un mejor entendimiento de mis opiniones.

Por contraste, a todas las otras decisiones hechas por instituciones, las “Casas de Justicia” locales y nacionales, les es también prometida guía divina, pero sólo bajo ciertas circunstancias legalmente inaveriguables que han sido definidas por 'Abdu'l-Bahá. [167] No les ha sido conferida infalibilidad. Una indicación que los cuerpos locales y nacionales no comparten de este carisma es el hecho que ambos sus estatutos de gobierno y la constitución de la Casa Universal de Justicia [168] incluyen derechos de revisión y recurren para asegurar que las decisiones erróneas puedan ser revisadas. Tales derechos serían superfluos y sin sentido si las decisiones de las asambleas locales y nacionales fueran también una expresión de la voluntad divina.


Figura 1. Aspectos de la guía divina

El propósito de una interpretación restrictiva

Mi propuesta de una interpretación restrictiva del concepto de la infalibilidad no debe interpretarse equivocadamente como un intento para ajustar oportunistamente un concepto que tiene connotaciones negativas en nuestra sociedad secular y considerado como una provocación por contemporáneos escépticos para hacerla aceptable a la conciencia de la gente que son “débiles y están muy alejadas de la voluntad de Dios”. [169] La aceptación general no es ciertamente el sello de la verdad. Algunas normas del Kitáb-i-Aqdas (tales como penal capital en casos de asesinato e incendio, la estigmatización del ladrón, la prohibición del adulterio, contacto sexual pre y extramarital (ziná') y actos de homosexualidad (liwáth) son percibidos como un bofetón en la cara para el público en general (especialmente en Europa).

No es mi intención negar o reducir nada que ha sido conferido sobre la Casa de Justicia por el texto sagrado, socavando involuntariamente de este modo su autoridad espiritual. Mi objetivo es más bien examinar las Fuentes para lograr un mayor entendimiento de las provisiones de Bahá'u'lláh y 'Abdu'l-Bahá y una respuesta racional que satisfaga una cuestión crucial. Mi único propósito en tocar los diferentes aspectos de este asunto fue apologético: para hacer la Fe y la autoridad de la Casa invulnerable en contra de los ataques, el criticismo cínico de aquellos despreciativos de la religión y lo ridículo de las críticas ofreciendo una interpretación que es inexpugnable y puede ser aceptada como razonable para la gente de buena voluntad.

Debemos tener una clara visión de un término de implicaciones de largo alcance, para que seamos capaces de explicarlo a otros y defenderlo en contra de las objeciones de nuestros contemporáneos escépticos. Un abierto intercambio de visiones y opiniones sobre este asunto debería tener lugar en la comunidad. Esta contribución es considerada un paso hacia tal discusión. Los problemas a los que estamos enfrentando no pueden ser resueltos haciendo del asunto un tabú y dejando el campo a aquellos quienes cuestionan todo el concepto de la infalibilidad y están intencionalmente socavando la autoridad espiritual de la Casa de Justicia. Un discurso crítico es la manera para clarificar tales asuntos. Semejantes discursos teológicos no deberían ser mal interpretados como “vanas disputas", [170] como “investigación de vanidades inútiles", o como "debates vacíos, estériles" y “divisiones inútiles y disputas". [171] La declaración de 'Abdu'l-Bahá según la cual "La chispa reluciente de la verdad brota sólo después del choque de opiniones divergentes” [172] es una verdad común y no sólo válida en el contexto de la consulta dentro de las asambleas. Como la Casa Universal de Justicia ha enfatizado, los Bahá'ís deben aprender a vivir con una variedad de opiniones teológicas. [173]
EL PRIMER KULL-I-SHAY'

Kull-i-Shay’ es una unidad de tiempo, significa Todas las Cosas, y está constituida por 19 Váhids. Váhid significa Unidad, su valor numérico es 19, y cada uno está constituido por 19 años, y cada año tiene nombre. El valor numérico de Kull-i-Shay' es 361, el mismo número de años que contiene.

Para un año en particular, ej. 1921, puede leerse al inicio de la fila el Váhid al cual pertenece (en este caso el 5), y en la cabeza de la columna el nombre del año (en este caso Bá). Sin embargo, si tenemos un dato más preciso y queremos calcular una fecha de nacimiento, ej. 2 de marzo del 2005, tenemos que considerarlo como del año 2004, ya que el año bahá'í inicia el 21 de marzo.


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junio 20, 2008

SRA. AZAM MATÍN ENTREVISTADA

Sra. Azam Sahih de Matín, bahá'í de Lima, Perú, en una entrevista en una programa dedicado a la salud. La Sra. Matín, de nacionalidad peruana, nació en Irán, en la provincia de Fars. Desde hace más de 25 años ella y su esposo, Moozhan, viven en Perú, donde nacieron sus cuatro hijas. Ella es terapeuta consultora, y miembro de la Comunidad Local Bahá'í de Cieneguilla.

mayo 31, 2008

LA FE BAHÁ'Í CLASIFICADA COMO SECTA




Las palabras "secta" y "culto" evocan temor, rechazo, indignación. Y no es para menos, la definición más común, aunque no necesariamente formulada de manera clara, de estas palabras es la de un movimiento que afecta negativamente la vida individual y social de sus integrantes.

Las sociedades occidentales han conocido y algunas han experimentado de primera mano el horror del fanatismo sectario y el daño que las prácticas cultistas han ocasionado, en especial por eventos como suicidios masivos. La actitud que las personas en general han desarrollado para protegerse de la posible influencia de una secta destructiva ha sido rechazar todo aquello que sea desconocido; debido a esto han logrado hasta cierto punto evitar el contacto con sectas destructivas, pero también se han mantenido alejadas de todo movimiento, filosofía y pensamiento progresista que simplemente no se conforme a sus propios patrones de pensamiento y modelo de vida (con ciertas excepciones, como los movimientos fundamentalistas de la religión mayoritaria en su región), el cual no siempre encajaría con las expectativas más nobles que el ser humano haya producido. Esto ha ayudado a sostener un ostracismo cultural y religioso. Los principales usuarios de este discurso han sido los líderes y autoridades de los movimientos religiosos predominantes, con frecuencia sembrando el miedo y desconfianza en sus feligreses, advirtiéndoles que todo lo extraño y desconocido es casi por defecto satánico, o por lo menos pernicioso y disgregante de la familia; una herramienta muy útil a la hora de tener que responder preguntas y argumentar con inteligencia la lógica de algunas de sus propias creencias a veces absurdas, o simplemente inferiores en comparación con movimientos de avanzada.

Hace algunos días MSN Noticias publicó un artículo que sorprende por su escasa claridad, pues trabaja sobre diferentes definiciones de la palabra "secta". Por un lado parece intentar circunscribirse a la perspectiva del Parlamento Europeo, por otro lado se orienta hacia una valorización teológica cristiana para clasificar los movimientos religiosos como sectas, y a la vez se deja influenciar por la definición más simplista dentro de Catolicismo, de calificar como secta a cualquier movimiento religioso no-católico. Su escasa fidelidad a un método hace que su clasificación de ciertos movimientos religiosos no encaje dentro de la definición que pretende sostener. En pocas palabras, el artículo carece de seriedad académica.

Si vamos a considerar que la intención original fue guiarse por los parámetros del Parlamento Europeo, según los cuales podría identificarse una secta (y esto sería de esperar, la publicación es de MSN España), lejos de hacer una presentación de los grupos religiosos guiándose de tal perspectiva, se gasta en describir las creencias, o la veracidad de éstas, dejando a un lado el papel que estos movimientos, su dinámica e interacciones hayan tenido en la construcción o destrucción de las vidas, sea en el aspecto personal, familiar o social de sus miembros. La Fe Bahá'í carece de orden clerical, su organización es laica, sus instituciones gubernativas están conformadas por individuos elegidos democráticamente entre los bahá'ís, sin distinciones de raza, origen religioso o ideológico, sexo, grado de educación profesional, cultura o nacionalidad. Estas instituciones, de nivel local y nacional son elegidas anualmente e intentan ceñirse con exactitud a las normas que los gobiernos imponen para la transparencia y respeto del proceso electoral que afirmamos sostener.

La Comunidad Bahá'í mantiene una presencia social positiva, tanto a nivel del trato de las Instituciones Bahá'ís de alcance nacional con los gobiernos de países, como a nivel internacional, representados por la oficina de la Bahá'í International Community. En 1986, la Organización de las Naciones Unidas galardonó a la Comunidad Internacional Bahá'í como Mensajero Internacional de la Paz. En el 2000, el representante de la Comunidad Bahá'í fue elegido como portavoz oficial ante la cumbre del milenio por la cumbre mundial de ONGs. Pero esta presencia y participación no son recientes; la Comunidad Bahá'í ha estado presente en los esfuerzos humanos por establecer organizaciones de alcance global, que aseguren la estabilidad de la vida colectiva de la humanidad, en un mundo cada vez más unido a causa del avance de las tecnologías de la comunicación y el transporte desde hace más de 80 años. Puede leerse la historia de la participación de la Comunidad Bahá'í AQUÍ.

Las enseñanzas de la Fe Bahá'í con respecto a las responsabilidades del individuo para con la familia, expresadas en los siguientes términos:

"A la familia le deben ser enseñadas todas las virtudes. La integridad del lazo familiar debe tenerse en cuenta constantemente y los derechos de sus miembros individuales no deben ser violados. Ninguno de los derechos del hijo, del padre o de la madre debe ser transgredido, pero ninguno de ellos debe ser arbitrario. Así como el hijo tiene ciertas obligaciones hacia su padre, de igual modo el padre tiene ciertas obligaciones hacia su hijo. La madre, la hermana y los otros miembros del hogar tienen sus prerrogativas precisas. Todos estos derechos y prerrogativas deben respetarse, y no obstante, la unidad familiar debe ser sostenida. El agravio a uno debe ser considerado como el agravio a todos; la comodidad de cada uno, como la comodidad de todos; el honor de uno, el honor de todos."
('Abdu'l-Bahá; La Promulgación de la Paz Universal, p. 194)

Y sobre la actitud del individuo hacia la sociedad:

"Todos los hombres han sido creados para llevar adelante una civilización en continuo progreso. El Todopoderoso es Mi testigo: Actuar como las bestias salvajes no es digno del hombre. Las virtudes que corresponden a su dignidad son la tolerancia, la misericordia, la compasión, y bondad hacia todos los pueblos y razas de la tierra."
(Bahá'u'lláh, Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh CIX)

Su prohibición de toda forma de vida ascética y monástica, su condena del consumo de cualquier sustancia que altere la conciencia (salvo en casos de tratamiento médico), el deber impuesto a sus miembros de obedecer las leyes del país en el que viven, la responsabilidad que por principio recae sobre todo adherente de la Fe Bahá'í, de explorar e investigar la verdad, la visión abarcadora del mundo y carente de prejuicios, que ha sido tan insistentemente proclamada por Bahá'u'lláh, Fundador de la Fe Bahá'í, la igualdad entre el hombre y la mujer, reconocida en el movimiento desde sus inicios a mediados del siglo XIX, en el oscurantista Irán, la prescripción de recibir tratamiento de médicos especialistas, incluyendo psiquiatras y psicólogos, cuando el mantenimiento de la salud lo requiere, su incursión en los campos profesionales y académicos, la no existencia de juicios por creencias, hacen de la Fe Bahá'í un código de conducta y modelo de vida constructivo, que ningún gobierno en la historia de la Fe Bahá'í, ha calificado como peligroso, nocivo, o siquiera inquietante, con excepción de gobiernos fundamentalistas y fanáticos como Irán, y aún allí, las acusaciones han sido más sobre herejía, una violación de los derechos humanos que ha merecido la atención y crítica por parte del Parlamento Europeo, la ONU, y docenas de países, quienes han expresado su preocupación por la situación de los Bahá'ís en Irán, y quienes reconocen el valioso aporte de la Comunidad Bahá'í en sus trabajos con UNICEF y ECOSOC.

Por todo esto, sorprende que la clasificación del artículo de MSN España ubique a la Fe Bahá'í en la categoría "otros cultos". Mis preguntas son: ¿MSN España contrasta con la realidad las notas que se le presentan? si no lo hace, debería hacerlo, pues evitaría incurrir en errores tan penosos como el que leí; y si no lo hace ¿Qué espera? No puede calificarse como profesional un trabajo de ese tipo ¿O hay acaso alguna justificación para no haber seguido el rigor profesional?

enero 02, 2008

QUDDÚS

Mírzá Muhammad 'Alí Barfurúshí, titulado por Bahá'u'lláh como Quddús (Santo), nació entre 1821 y 1822, en Barfurúsh, actualmente llamada Babul. No existe certeza de la edad que tenía Quddús cuando su madre murió, pero se estima que fue cuando era bastante pequeño; su padre contrajo matrimonio nuevamente, y esta madrastra de Quddús trato a su hijastro como si fuera un hijo propio.
Cuando niño, Quddús estudió bajo la tutela de Mullá Muhammad Hamzih Shariatmadar* (1), quien era uno de los Ulamá' más importantes de la región. Cuando cumplió 12 años, Quddús fue enviado a Sárí para proseguir sus estudios, pero poco tiempo después se trasladó a Mashhad, para convertirse en alumno de Mullá Jafar* (2), bajo cuya tutela estudió durante 6 años. Fue durante este periodo que su padre falleció, quedando así en la orfandad completa. Tras este periodo de estudio viajó a Karbila para convertirse en estudiante del líder de la escuela Shaykhí, el Mujtahid Siyyid Kazim Rashtí.
Como discípulo de Siyyid Kazim, Quddús no fue particularmente famoso, a pesar de la gran capacidad y conocimientos que podía haber desplegado en escribir comentarios y tratados, y en debates eruditos, acostumbraba el aislamiento (3), vestía como mendigo, y llevaba una vida muy austera, y aunque era respetado por sus condiscípulos por su piedad y nobleza, no era contado entre los principales alumnos del Siyyid. Sin embargo, la sublime posición espiritual de Quddús no era desconocida para Siyyid Kazim, constantemente alaba la posición de Quddús, de manera velada. Según se consigna en la Narración de Nabil, en cierta ocasión Siyyid Kazím dijo: "Hay entre ustedes quien entra después de todos, y sale antes que todos, no se mezcla con nadie, pero ante Dios tiene tal posición, que yo no soy digo siquiera de atar sus sandalias".
Quddús permaneció en Karbila durante 3 años, y luego regresó a Barfurúsh, donde vivió por un año con su hermana, a quien él llamó Maryam. Durante ese tiempo, llevó una vida de reclusión casi absoluta, y se relacionaba únicamente con Mullá Shariatmadar, sin embargo, fue objeto de los ataques del Sa'idu'l-Ulama'.
Aproximadamente en Naw Rúz de 1844, Quddús soñó que reconocía al Prometido, informó a su hermana que realizaría el peregrinaje a la Mecca, y partió hacia Shiraz.
Nabil describe esta breve pero significativa escena de la siguiente manera:
Una noche, durante su conversación con Mullá Husayn, el Báb dijo las siguientes palabras: "Hasta el momento se han enrolado diecisiete Letras bajo el estandarte de la Fe de Dios. Falta una para completar el número. Estas Letras de los Vivientes se levantarán a proclamar Mi Causa y establecer Mi Fe. Mañana por la noche llegará la Letra que falta y completará el número de Mis discípulos elegidos". Al día siguiente, el Báb, seguido por Mullá Husayn, regresaba a Su hogar, cuando apareció un joven desgreñado y sucio por el viaje. Se acercó a Mullá Husayn, lo abrazó y le preguntó si había alcanzado su meta. Al principio Mullá Husayn trató de calmar su agitación y le aconsejó descansar un momento, prometiendo que después le daría las explicaciones. Sin embargo, ese joven rehusó aceptar su consejo. Fijando su mirada en El Báb, dijo a Mullá Husayn: "¿Por qué tratas de ocultármelo? Puedo reconocerlo por Su modo de andar. Con confianza atestiguo que nadie fuera de Él, ya sea en el este o en el oeste, puede reclamar ser la Verdad. Ningún otro puede manifestar el poder y la majestad que irradian de Su sagrada persona". Mullá Husayn se maravilló antes sus palabras. Le pidió que le excusara, sin embargo, y le indujo a refrenar sus sentimientos hasta en momento en que pudiera darle a conocer la verdad. Dejándolo, se apresuró a ir donde el Báb y Le informó de su conversación con ese joven. "No te maravilles", observó el Báb, "por su extraño comportamiento. Hemos estado en comunicación con este joven en el mundo del espíritu. Ya Lo conocemos. En verdad esperábamos su llegada. Ve donde él y llámalo inmediatamente a Nuestra presencia". Inmediatamente Mullá Husayn recordó la siguiente tradición oral al oír las palabras del Báb: "En el último Día, los Hombres del Invisible, en las alas del espíritu, atravesarán la inmensidad de la tierra, lograrán la presencia del Qá'im prometido y buscarán de Él el secreto que resolverá sus problemas y dilucidará sus perplejidades". (4)
Con la conversión de Quddús, aproximadamente entre julio y septiembre de 1844, el número de las Letras del Viviente se completó. Poco después El Báb reunió a sus discípulos y, tras encarecerles la importancia de su misión, y alabarles, envió a la mayoría a sus lugares de origen, Mullá Husayn y Mullá 'Alí Bastamí fueron enviados a cumplir misiones especial, a Teherán y Karbila respectivamente. Sólo Quddús quedó en Shiraz, esperando las noticias del cumplimiento de la misión de Mullá Husayn. La llegada del informe del éxito de Mullá Husayn causó gran alegría al Báb y a Quddús, tras lo cual se prepararon para ir de peregrinaje a Mecca y Medina.
Partieron de Shiraz en octubre de 1844, y se embarcaron en Bushihr; el difícil viaje por barco, lleno de carencias e incomodidades duró 2 meses. Quddús estaba ocupado principalmente en escribir lo que El Báb dictaba.
Al llegar a puerto, El Báb tomó un camello, y ofreció uno a Quddús, ofrecimiento que fue rechazado; Quddús prefirió ir a pie, llevando las riendas del camello montado por El Báb.
Ya en Mecca, El Báb envió un libro al Sherif de la ciudad, anunciándole Su Misión, el portador de tal Mensaje fue Quddús, pero el Sherif de Mecca, muy ajetreado por las responsabilidades de su cargo, en especial durante la época de peregrinaje, no leyó el libro, y no tuvo respuesta para Quddús, quien vino por ella unos días después. Tras varios años, la historia del movimiento Bábí y del Báb, de su encarcelamiento y martirio llegaron a oídos del Sherif, y éste lamentó la forma en que había sido tratado El Báb y sus seguidores.
El Báb y Quddús regresaron a Persia en Marzo de 1845; arribaron en Bushihr, y El Báb se despidió de Quddús, lo envió a Shiraz, portando una carta para Hají Mírzá Siyyid 'Alí y una copia del Khasá'il-Sab'ih.
La estadía de Quddús en Shiraz fue breve, pero significativa. Gracias a los esfuerzo de Quddús, y a la receptividad de Hají Mírzá Siyyid 'Alí, este último fue convertido a la Fe, y posteriormente rindió valiosos servicios, protegiendo al Báb, ayudando a los bábís, y finalmente sacrificando su vida entre los Siete Mártires de Teherán.
Quddús compartió con Mullá Sadiq, un anciano convertido a la Fe por Mullá Husayn, la copia del Khasá'il-Sab'ih, dentro del cual, El Báb había especificado una frase para ser agregada a la llamada a la oración. Mullá Sadiq decidió aplicar tal disposición, y esto causó tal escándalo entre los Mullás, que el gobernador, Husayn Khan, instigado, arrestó a Mullá Sadiq y a Quddús, reprendió al primero, sin prestar mayor atención a Quddús, quien por su juventud y sencillez de vestir, no fue considerado importante. Mullá Sadiq fue azotado y a ambos, por orden del gobernador, se les oradó la nariz, y se pasó un cordel por en orificio, y así fueron paseados por la ciudad, para ser luego expulsados, con la condición de que no volviesen. Este episodio exacerbó a tal punto a Husayn Khan, que envió un destacamento para encontrar y arrestar al Báb.
Quddús enrumbó poco después a Kirman, llevando una carta del Báb dirigida a Hají Mírzá Karím Khan, un autodesignado sucesor de Siyyid Kazim, quien destacó en su oposición al Báb. Las actividades de enseñanza de Quddús, y la forma en que su presencia desafiaba la autoridad de Karím Khan no le atrajeron los mismos sufrimientos que vivió en Shiraz, gracias a la protección que le extendió Hají Siyyid Javad Kirmaní, un Ulama convertido por Quddús, quien prestó su casa para las clases de Quddús, y su prestigio y autoridad para protegerle. Todo esto fue posible por cuanto Hají Siyyid Javad, aun cuando era creyente, practicó simulación, y podía apoyar a Quddús sin ser condenado como bábí. A pesar de los intentos y maquinaciones de Mírzá Karím Khan para dañar a Quddús, esto no sucedió.
Según Nabil, Quddús abandonó la ciudad libremente; según Karím Khan, fue expulsado. Aunque es más posible que Quddús abandonara Kirman por voluntad propia, también es probable que la tensión creada en la ciudad haya influenciado en esta decisión.
De Allí, Quddús visitó, enseñando la Fe, Yazd, Ardikán, Náyin, Isfahán, Káshán, Qum y Teherán, en donde entró en contacto con la familia Nurí. Es interesante notar que es aquí cuando Quddús ve al hijo mayor de Bahá'u'lláh, 'Abdu'l Bahá, quien contaba apenas 2 años de vida, y a quien se refirió como "El Misterio de Dios", título que Bahá'u'lláh dio a 'Abdu'l Bahá dos décadas después.
Mírzá Músá, un hermano menor de Bahá'u'lláh dijo sobre Quddús: "El encanto de su persona, su extrema afabilidad, junto con la dignidad de su porte, llamaban la atención, aún del observador más atolondrado. Quienquiera se asociaba íntimamente con él se sentía poseído de una admiración insaciable por ese atrayente joven. Le observamos practicar sus abluciones cierto día y nos llamó la atención la gracia que lo distinguía de los demás adoradores en la práctica de un rito tan ordinario. Parecía ser, a nuestros ojos, la encarnación misma de la pureza y gracia". (5)
Desde Teherán, Quddús regresó a su natal Barfurúsh, y por 2 años vivió allí, enseñando la Fe, con un grado de éxito impresionante; centenares de personas se corvintieron al movimiento gracias a la enseñanza de Quddús, sobre quien no pudo poner sus manos el Sa'ídu'l Ulama', debido a la protección que Mullá Muhammad Hamzih Shariatmadar extendió sobre su antiguo pupilo.
Pocos meses antes de terminar este periodo, Mullá Husayn realizó una visita al Báb, Quien se hallaba encarcelado en el castillo de Máh-Kú. Al partir de allí, Mullá Husayn recibió la revelación del Báb, de que en Mazindarán encontraría el Tesoro Oculto de Dios. Mullá Husayn visitó Teherán, y luego, partió hacia Mazindarán, llegó a Barfurúsh, y el primer lugar que visito en el pueblo fue la casa de Quddús. El anfitrión trató a Mullá Husayn con gran deferencia, él mismo lavó los pies de su huésped, y le dio el asiento preferente. Esa misma noche, después de que los invitados se hubieron retirado, Quddús preguntó a Mullá Husayn sobre su reciente visita al Báb, Mullá Husayn respondió: "Numerosas y variadas fueron las cosas que oí y atestigüé en el curso de los nueve días de mi asociación con Él. Me habló de puntos relacionados directa e indirectamente relacionados con Su Fe. Sin embargo, no me dio instrucciones definidas, respecto al camino que debía seguir para la propagación de Su Causa.
Todo lo que me dijo fue esto: 'En tu camino a Teherán, deberás visitar a los creyentes en cada pueblo y aldea por donde pases. De Teherán irás a Mázindarán, porque allí yace oculto un tesoro que te será revelado, tesoro que descubrirá a tus ojos el carácter de las tareas que estás destinado a llevar a cabo'. Sin embargo, por Sus alusiones, sólo pude percibir vagamente la gloria de Su Revelación y pude discernir signos de la futura grandeza de Su Causa. De sus palabras pude comprender que eventualmente se me pediría que sacrificara mi indigna persona en Su sendero. Porque en ocasiones anteriores, cuando me despedía de Su presencia, el Báb, siempre me aseguró que sería llamado nuevamente a verlo. Esta vez, sin embargo, al decirme Sus palabras de despedida, no me dio tal promesa, ni tampoco aludió a la posibilidad de que Lo viera nuevamente cara a cara en este mundo. 'La Fiesta del Sacrificio', fueron las últimas palabras que me dijo, 'se acerca rápidamente. Levántate, esfuérzate y no permitas que nada te impida alcanzar tu meta. Una vez que hayas llegado a tu destino, prepárate para recibirnos, porque Nosotros también muy pronto te seguiremos'" (6). Quddús preguntó a Mullá Husayn si traía consigo algún nuevo Escrito del Báb, Mullá Husayn respondió que no, entonces Quddús entregó a su huésped un manuscrito, y le pidió que leyese algunos párrafos. Tras leer una página, Mullá Husayn se detuvo y lleno de sorpresa y admiración dijo: "Bien puedo comprender que el Autor de estas palabras ha tomado Su inspiración de aquella Fuente que se encuentra muy por encima de aquellas en que se origina corrientemente la sabiduría de los hombres. Atestiguo mi aceptación sin reservas de la sublimidad de estas palabras y mi reconocimiento de todo corazón de la verdad que revelan" (7). El silencio de Quddús, y su expresión, hicieron evidente a Mullá Husayn, que el autor no era otro que Quddús mismo. Se puso de pie y se ubicó al lado de la puerta, inclinó su cabeza y dijo: "El tesoro oculto de que ha hablado el Báb se encuentra descubierto ante mis ojos. Su luz ha disipado la penumbra de la perplejidad y la duda. Aún cuando mi Maestro se encuentre oculto entre las agrestes montañas de Ádhirbáyján, el signo de Su esplendor y la revelación de Su poder se hallan manifiestos delante de mí. He encontrado en Mázindarán el reflejo de Su gloria". (8)
Al día siguiente, los creyentes que llegaron a casa de Quddús, notaron con sorpresa que era ahora Mullá Husayn quien servía a Quddús, con una humildad tal que parecía su siervo. Aquel día, Quddús instruyó a Mullá Husayn para que llevase el mensaje de la nueva Fe al Sa'ídu'l Ulama', y que luego viajase a la provincia de Khurasan, y en la ciudad de Mashhad, que construyese allí una casa que sirva tanto para la residencia de ambos, como para recibir visitas y enseñar la Fe.
A la mañana siguiente, Mullá Husayn fue a ver al Sa'ídu'l Ulama', le expuso la verdad de la Fe, y le conminó a abandonar las supersticiones del pasado. Sa'ídu'l Ulama', incapaz de rebatir los argumentos presentados por Mullá Husayn, sólo pudo recurrir al insulto, expresándose así del Báb y Su Fe. Mullá Husayn se puso de pie, expresó su pesar de no haber logrado despertar de la negligencia al Sa'ídu'l Ulama', y partió inmediatamente Mashhad, en Khurasan, donde compró un terreno, y construyó una casa, tal como Quddús había instruido.
Poco después de que se construyó dicha casa, conocida como Bábíyyih, Quddús llegó a Mashhad, y tanto él como Mullá Husayn habitaron Bábíyyih, y se centraron en enseñar la Fe, atrayendo al movimiento a cientos de personas de la ciudad y alrededores.
Llenos de ira por la influencia y éxitos de Quddús y Mullá Husayn, las autoridades arrestaron a un creyente, llamado Hasan, oradaron su nariz, pasaron un cordel por el orificio, y lo arrastraron por la ciudad. Algunos creyentes, desatendiendo los consejos de Mullá Husayn, en el sentido de guardar calma, se enfrentaron a los soldados, y mataron a algunos de ellos. El revuelo que esto causó hizo que el Príncipe Hamzih Mírzá invitase a Mullá Husayn a pasar unos días en su residencia, hasta que los ánimos se calmasen. Mullá Husayn, siguiendo el consejo de Quddús, aceptó la invitación del Príncipe, y antes de partir, Quddús le insinuó que su reunión sería en algún otro lugar, tiempo después; le instruyó a que elevase el profetizado Estandarte Negro, como proclamación del advenimiento de la Nueva Revelación de Dios. Mullá Husayn se arrojó a los pies de Quddús y juró cumplir fielmente sus deseos. Quddús lo abrazó y, besándolo en los ojos y la frente, lo encomendó a la protección de Dios.
Esa misma noche, antes de partir hacia Mazindaran, Quddús reunió a los principales creyentes, les dijo que debían observan obediencia absoluta a Mullá Husayn, les advirtió de los sufrimientos que sobrevendrían a los creyentes, y les aseguró que sólo obedeciendo a Mullá Husayn lograrían la salvación.
Algunas semanas antes de la partida de Quddús, la realización de una reunión con doble finalidad estaba programándose. De todas partes del país llegaron varias decenas de bábís, y terminaron congregándose en Badasht. Los protagonistas principales de esta conferencia fueron Bahá'u'lláh, Quddús y Táhirih. Todos eran invitados de Bahá'u'lláh, y Él alquiló 3 jardines, uno para ser usado por Táhirih, otro para Quddús, y el tercero para Él Mismo y los demás creyentes; y los 2 temas principales de este evento eran el establecimiento formal de la independencia de la religión bábí con respecto al Islam, y planificar la liberación del Báb. Este último punto no llegó a resolverse, pero el modo en el que se aclaró por completo el primero es dramático.
Cada uno de los 22 días que duró la conferencia, Bahá'u'lláh revelaba una Tabla que era leída ante los 81 participantes, además, cada uno de ellos recibió de Bahá'u'lláh un nuevo nombre, es allí donde Quddús recibe este título. Pero cierto día, Bahá'u'lláh no pudo reunirse con los demás participantes, pues su salud había decaído. Se hallaba rodeado de todos los asistentes, incluido Quddús, quien estaba sentado a Su diestra.
Los siguientes párrafos, extraídos del libro de Nabil, nos retratan lo sucedido:
-- Apenas se habían reunido cuando Muhammad Hasan-i-Qazvíní, el mensajero de Táhirih, al que le había sido conferido recientemente el título de Fata'l-Qazvíní, entró repentinamente con una invitación perentoria de Táhirih a Quddús, para que le visitara en su propio jardín. "Me he separado completamente de ella", replicó audaz y decisivamente. "Rehúso verla". El mensajero se retiró inmediatamente, pero pronto volvió reiterando el mismo mensaje y rogándole que hi­ciera caso de su urgente llamada. "Ella insiste en que la visite", fueron sus palabras. "Si usted persiste en su negativa, ella misma vendrá a verle". Al percibir su decisión de no ceder, el mensajero desenvainó su espada, la puso a los pies de Quddús y dijo: "Rehúso irme sin usted. O bien elige acompañarme a la presencia de Táhirih o córteme la cabeza con esta espada". "Ya he declarado mi intención de no visitar a Táhirih", respondió con enojo Quddús, "estoy listo para cumplir la alternativa que has elegido presentarme".
Muhammad Hasan, quien se había sentado a los pies de Quddús, había puesto su cabeza en posición para recibir el golpe fatal cuando, repentinamente, apareció la figura de Táhirih, adornada y sin velo, ante la vista de los compañeros allí reunidos. Inmediatamente todos sintieron profunda consternación. Todos se pusieron de pie ante esta repentina e inesperada aparición. Ver su rostro sin velo era, para ellos, inconcebible. Aún mirar su sombra era algo que consideraban indecoroso ya que en su estimación era como la encarnación de la misma Fátimih, el emblema más noble de la castidad a sus ojos.
Tranquilamente, sin hacer ruido y con la mayor dignidad, Táhirih se adelantó y, avanzando hacia Quddús, se sentó a su derecha. Su completa serenidad contrastaba vivamente con las caras asustadas de los que contemplaban su rostro. Miedo, ira y consternación conmovían lo más profundo de sus almas. Esa repentina revelación parecía haber anonadado sus facultades. 'Abdu'l-Kháliq-i-Isfahání se sintió tan agitado que se cortó el cuello con sus propias manos. Gritando y cubierto de sangre, en su excitación huyó del rostro de Táhirih. Unos pocos, siguiendo su ejemplo, abandonaron a sus compañeros y renunciaron a su Fe. Algunos permanecieron de pie sin poder hablar delante de ella, confundidos. Mientras tanto Quddús, con la espada desenvainada en sus manos y una expresión indescriptible de ira en su rostro, había permanecido sentado en su lugar. Parecía estar esperando el momento propicio para dar su golpe fatal a Táhirih.
Su actitud amenazadora no logró conmoverla, sin embargo. Su rostro mantuvo esa misma expresión de dignidad y confianza que había mostrado en el primer momento de su aparición ante los creyentes reunidos. En ese instante su faz estaba iluminada por un sentimiento de alegría y triunfo. Se levantó de su asiento y, sin preocuparse por el tumulto que había provocado en el corazón de sus compañeros, comenzó a hablar al resto de aquella asamblea. Sin premeditación y con lenguaje que guardaba gran semejanza con el del Corán, expresó su llamada con elocuencia y profundo fervor. Terminó lo que quería decir con el siguiente versículo del Corán: "En verdad, entre jardines y ríos vivirán los piadosos en la sede de la verdad, en presencia del poderoso Rey". Al decir estas palabras dio una mirada furtiva hacia Bahá'u'lláh y Quddús, de tal manera que los que la miraban no podían saber a cual de los dos aludía. Inmediatamente después declaró: "Yo soy la Palabra que el Qá'im ha de pronunciar, la Palabra que hará huir a los jefes y nobles de la tierra" (Corán).
Entonces se volvió a Quddús y lo reprendió por haber fracasado en hacer en Khurásán aquellas acciones que ella consideraba esenciales para el bienestar de la Fe. "Estoy libre para seguir los dictados de mi propia conciencia", respondió Quddús. "No estoy sujeto al deseo y voluntad de mis condiscípulos". Apartando de él sus ojos, Táhirih invitó a los presentes a celebrar en forma digna aquella ocasión. "Este es el día de las festividades y del regocijo universal", agregó ella, "el día en que las cadenas del pasado han sido rotas. Dejad que aquellos que han compartido esta gran hazaña se pongan en pie y se abracen entre sí".
Ese día memorable y los que vinieron inmediatamente después vieron los cambios más revolucionarios en la vida y costumbres de los discípulos del Báb allí reunidos. Sus modos de adorar sufrieron una transformación repentina y fundamental. Las oraciones y ceremonias mediante las cuales habían sido disciplinados esos devotos adoradores fueron descartadas irrevocablemente. Sin embargo, hubo gran confusión entre los que con tanto celo se habían levantado a defender esas reformas. Algunos condenaban cambios tan radicales como la esencia misma de la herejía y rehusaron anular lo que consideraban los preceptos inviolables del Islam. Algunos consideraban a Táhirih como el único juez en tales asuntos y la única persona calificada para demandar obediencia completa a los fieles. Otros, que denunciaban su comportamiento, se aferraron a Quddús a quien consideraban el único representante del Báb y el único que tenía derecho a decidir la última palabra sobre materias de tanto peso. Finalmente, otros que reconocían tanto la autoridad de Táhirih como la de Quddús veían todo el episodio como una prueba enviada por Dios con el propósito de separar los verdaderos de los falsos y distinguir los fieles de los desleales.
En algunas ocasiones Táhirih misma se aventuró a repudiar la autoridad de Quddús. "Lo considero", se dice que declaró, "un pupilo que El Báb me ha enviado para edificar e instruir. No lo considero bajo ningún otro aspecto". Por su parte, Quddús no dejó de denunciar a Táhirih como "la autora de herejía", y estigmatizó a los que defendían sus puntos de vista como "víctimas del error". Este estado de tensión persistió durante algunos días hasta que Bahá'u'lláh intervino y, con Su modo magistral, obtuvo entre ellos una perfecta reconciliación. Curó las heridas que la aguda controversia había causado y dirigió los esfuerzos de ambos hacia el sendero del servicio constructivo (9) --
Al finalizar la conferencia, Quddús y Táhirih viajaron en el mismo Howdah, ajenos a cualquier fricción pasada, durante el viaje, el grupo acampó en Niyala, una aldea cuyos habitantes atacaron al grupo de bábís, arrojándoles piedras y saqueando sus pertenencias. Gracias a las palabras de Bahá'u'lláh, algunos aldeanos comprendieron que habían actuado de manera injusta, y así se recuperó parte de lo robado. Pero el grupo se dispersó, Táhirih fue puesta a buen recaudo por Bahá'u'lláh, y Quddús de algún modo fue capturada y confinado dentro de la casa de Mírzá Muhammad Taqí, el Mujtahid principal del pueblo de Sárí, y lejano pariente suyo.
Al parecer fue entonces que Quddús empezó a escribir su notable comentario sobre el Sura de Samad.
Quddús permaneció 95 días en casa del Mujtahid, y durante ese tiempo, expuso las verdades de la Fe para él, pero aun cuando Mírzá Muhammad Taqí trató a Quddús con amabilidad, no se sintió ni ligeramente inclinado hacia la Fe, y luego, una vez finalizada la revuelta de Mazindaran, se alió con el Sa'ídu'l Ulama' para infligir daño a los bábís sobrevivientes.
Mientras tanto, El Báb envió a Mullá Husayn su propio turbante, un nuevo título, Siyyid 'Alí, y la instrucción de enarbolar el Estandarte Negro, y partir para ayudar a Quddús. Cumplió esto, y tras numerosas proezas que son parte de una exploración de la vida de Mullá Husayn, él y los más de 300 compañeros se refugiaron en un santuario cerca de Barfurúsh, alrededor del cual levantaron muros de 10 metros. En tanto, Quddús recibió la visita de Bahá'u'lláh, quien iba de camino hacia la fortaleza que habían levantado Mullá Husayn y sus compañeros.
Tras su llegada al fortín, Bahá'u'lláh inspeccionó los avances en la construcción, habló con Mullá Husayn sobre algunos aspectos relacionados a la seguridad de los creyentes allí reunidos, e indicó a Mullá Husayn que despache a 7 creyentes a Sárí para exigir la liberación de Quddús. Se despidió de ellos, les alentó a ser pacientes y resignados, y les aseguró que, si era la voluntad de Dios, Él regresaría y se uniría a ellos. Pero la voluntad de Dios fue diferente, y aun cuando Bahá'u'lláh intentó regresar al fortín, fue arrestado, bastinado, y se le impidió continuar su viaje.
Mullá Husayn envió a siete creyentes a exigir la liberación de Quddús, lo cual se logró sin mayor dificultad, pues Mírzá Muhammad Taqí dijo que lo consideraba un huésped y era libre de irse cuando lo desease.
En el fortín, Mullá Husayn instruyó a sus compañeros para que sean totalmente obedientes a Quddús, se refirió incluso a detalles, con lo cual buscaba crear un ambiente para la máxima comodidad y libertad para Quddús. Al recibir la noticia de la inminente llegada de Quddús, Mullá Husayn y aproximadamente 100 de sus compañeros salieron a su encuentro en medio del bosque. Todos llevaban, por instrucciones de Mullá Husayn, una vela en cada mano.
Una vez que encontraron a Quddús, le rodearon, expresaron alabanzas a él, y en el camino de regreso iban entonando: "Bendito, Bendito, es el Señor nuestro Dios, Señor de los ángeles y del espíritu". (10)
Al llegar al santuario que les serviría de casa y cuartel los próximos meses, Quddús desmontó y dijo: "El Baqíyyatu'lláh será lo mejor para ti si eres de los que creen". Inmediatamente hizo referencia a Bahá'u'lláh, preguntó por Él, y esa misma noche, entregó a Mullá Husayn 3 homilías que había escrito, una referente al Báb, otra a Bahá'u'lláh, y la tercera sobre Táhirih, y le dijo que las leyese a los creyentes allí reunidos. Las alusiones a la posición de Bahá'u'lláh no llegaron a ser claras para los oyentes, aunque si les hizo concientes de que Bahá'u'lláh era alguien importante. Quddús también preguntó a Mullá Husayn por el número de creyentes que se habían agrupado dentro del fortín. Mullá Husayn procedió a contarlos, y eran 312, entonces se dirigió al interior del santuario para informar a Quddús, cuando un joven llegó corriendo y solicito a Mullá Husayn permiso para unirse a ellos. Mullá Husayn accedió, y tras esto informó a Quddús que eran 313, entonces Quddús dijo: ""Todo lo que la lengua del Profeta de Dios ha dicho respecto al Prometido debe necesariamente cumplirse, para que así Su testimonio sea completo a los ojos de los teólogos que se consideran los únicos intérpretes de la ley y tradiciones del Islam. Gracias a ellos la gente reconocerá la verdad y confesará el cumplimiento de estas tradiciones" (12).
La posición de Quddús fue resaltando aún más, llegando a ser identificado como un Qa'im, llegando su posición a ser considerada como igual a la del Báb Mismo.
Los primeros días transcurrieron sin que los bábís se enfrentasen a las fuerzas militares que habían rodeado el fortín, atacando constantemente con armamento ligero.
Násiri'd-Dín Sháh recibió del Sa'ídu'l Ulamá' una carta inflamatoria, en la que presentaba al fortín de los bábís, y a la conversión de personas influyente a esta nueva Fe, como una amenaza para el reino, y un intento de declarar la independencia de la provincia. El Sháh recibió consejo de sus allegados, y dispuso dar instrucciones a un oficial para que tomase las medidas necesarias para dispersar a los bábís. 'Abdu'lláh Khan, el oficial en quien el Sháh depositó su confianza, reunió 12 mil hombres, se instalaron cerca del fortín, y plantaron tiendas, mientras convertían el lugar en un cuartel, su primera medida fue interceptar la provisión de alimentos que llegaba al fuerte. Cuando la noticia de esto llegó a Quddús, él se hallaba con Mullá Husayn en la terraza del fortín, observando como iba levantándose el campamento del ejército. Quddús profetizó que esa misma noche llovería y nevaría, proveyendo de agua a los bábís, y anegando la zona donde se había levantado el campamento del ejército.
Cierto día, Quddús salió del fortín, y mientras caminaba de un lado a otro dijo: "Alabado sea Dios, que bondadosamente ha respondido a nuestra oración y ha hecho que caigan tanto la lluvia como la nieve sobre nuestros enemigos; precipitaciones que han provocado la desolación en su campamento y han traído el alivio a nuestro fortín". (13)
Una mañana, en vista de que el ejército ya estaba recuperándose, Quddús decidió que era momento de salir enfrentar a los soldados, entonces él mismo, Mullá Husayn, y otros tres, los cinco a caballo, seguidos a pie por todos los demás sitiados, salieron del fortín, y al grito de "Yá Sáhibu'z-Zamán Yá Quddús", se lanzaron al campamento militar.
cabe notar que estos bábís eran carentes de entrenamiento militar, muchos de ellos, empezando por sus 2 líderes, eran teólogos, acostumbrados a la vida austera, pero sin mayor esfuerzo físico, no sabían manejar armas, y no conocían una formación militar. Casi no tenían armas de fuego, sus principales armas para el enfrentamiento eran dagas y espadas, muchos incluso salían blandiendo las manos en alto y gritando, su mayor fortaleza provenía de su intensa Fe. Hay que decir que no tenían plan de retirada, esta gente salía del fortín con intensos deseos de morir defendiendo al resto de sus compañeros, no tenían temor de las balas, así que no usaban escudos ni se ocultaban. La intensidad de su celo y la visible determinación de no retroceder eran suficientes para dispersar al ejército.
En ese primer enfrentamiento, que duró 45 minutos, más de 400 solados, incluyendo a 'Abdu'lláh Khan y 2 de sus oficiales, murieron, el campamento militar fue tomado, pero inmediatamente abandonado, siguiendo instrucciones de Quddús. Ningún bábí murió en esa ocasión.
Quddús ordenó que se cavara un foso alrededor del fortín, como previsión para futuros ataques, trabajo que tomó 19 días. Al terminar el foso, la noticia de la llegada del príncipe Mihdí Qulí Mírzá, encabezando un ejército numeroso, llegó a oídos de los sitiados. El príncipe envió un mensajero, que se entrevistó con Mullá Husayn, pero a pesar de las aclaraciones respecto a la naturaleza religiosa del movimiento, el ejército atacó tres días después.
Aun no amanecía cuando Mullá Husayn dio señal a sus compañeros de salir del fuerte. A la llamada "Montad vuestros corceles, oh héroes de Dios", los bábís se dispusieron a salir del fortín. Esta vez fueron 202 acompañando a Mullá Husayn. En síntesis, llegaron al campamento militar, el príncipe huyó, las tropas, carentes de oficial, se dispersaron.
Todos se reunieron alrededor de Quddús, mientras Mullá Husayn seguía sobre su caballo, vigilando un posible ataque, de repente, fueron atacados por 2 flancos, de inmediatos se pusieron de pie, y mientras Quddús y los demás creyentes se enfrentaban a uno de los grupos atacantes, Mullá Husayn arremetió contra el otro, pero no tuvo enfrentamiento allí, pues se dispersaron y se unieron a los que atacaban a Quddús. Mulla Husayn se sintió preocupado por la lluvia de balas que caía sobre sus compañeros, regreso a ellos de inmediato, y vio que Quddús había sido alcanzado por una bala, que había herido su boca, lengua y garganta, Quddús le entregó su espada, y con una espada en cada mano, Mullá Husayn hizo frente a todo aquel que intentase hacer algún daño a Quddús.
En 30 minutos, este grupo de estudiantes mal alimentados, sin entrenamiento, sin armas, rodeados, vencieron a un batallón del ejército imperial. Quddús fue llevado dentro del santuario, y escribió una carta que fue leída a sus compañeros, en la cual les exhortaba a resignarse a la voluntad de Dios, y a no lamentar que él haya sido herido.
El ejército se reorganizó y recibió refuerzos, y el siguiente enfrentamiento cobró la vida de Mullá Husayn, quien recibió un disparo desde un árbol, cuando había roto 3 barricadas del ejército. Sus compañeros lo llevaron al fuerte, aunque algunas cuentas refieren que aun herido siguió dando instrucciones a sus compañeros, y les siguió de regreso al fortín, guardando la retaguardia.
Cuando fue llevado a la presencia de Quddús, ya había perdido el conocimiento. Quddús ordenó que lo acostasen y que salieran todos de la habitación, pues deseaba hablar a solas con él. Pero Mírzá Muhammad Baqír estaba mirando lo que ocurría adentro, a través de un pequeño orificio en la puerta, y relató lo siguiente:
--"Estaba observando a Quddús (...). En cuanto pronunció su nombre, vi a Mullá Husayn levantarse y sentarse, como acostumbraba, en cuclillas a su lado. Con la cabeza gacha y los ojos entornados, escuchó cada palabra que caía de los labios de Quddús y respondió a sus preguntas. "Has apresurado la hora de tu partida", oí decir a Quddús, "y me has abandonado a la misericordia de mis enemigos. Quiera Dios, antes de mucho, me una contigo y guste la dulzura de los goces inefables del cielo". Pude escuchar las siguientes palabras pronunciadas por Mullá Husayn: "Que mi vida sea un rescate por ti. ¿Estás contento conmigo?".-- (14)
Después de esto, los demás bábís fueron admitidos en la habitación, Mullá Husayn ya había muerto, Quddús atendió personalmente su entierro, le puso su propia camisa, y con sus propias manos colocó enterró a su amigo en un foso cerca del santuario. Mullá Husayn había peleado 5 batallas, y en todas ellas fue inigualable.
La noticia de la muerte de Mullá Husayn llegó a Mihdí Qulí Mírzá, quien se sintió envalentonado por la muerte de su más temible adversario. Quddús ordenó a Mírzá Muhammad Baqír que salga con 18 hombres y apague las esperanzas de Mihdí Qulí Mírzá. Estos 19 creyentes lograron dispersar a todo el ejército, y volvieron sin ni una sola herida.
Quddús recibía diariamente un pequeño regalo, un postre de leche que uno de los creyentes preparaba, con la leche de una vaca que tenían dentro del fortín. Quddús comía unas pocas cucharaditas y repartía el resto entre los compañeros; decía: "He dejado de apetecer desde la partida de Mullá Husayn, la carne y la bebida que me preparan. Sangra mi corazón al ver a mis hambrientos compañeros que me rodean, deshechos y cansados" (15)
El ejército aumentó aun más sus fuerzas, trajeron artillería, y arrojaron bombas incendiaras dentro del fortín. Cierto día cuando se iniciaron los ataques con cañones, Quddús salió sonriente de su habitación, al centro del patio del fortín , en ese instante, una balla de cañon cayó junto a él, y mientras jugaba con ella con el pie, dijo: "¡Cuán poca cuenta se dan estos agresores engreídos del poder vengador de Dios! ¿Es que se han olvidado que una criatura tan insignificante como el jején fue capaz de extinguir la vida del omnipotente Nimród? ¿No han oído que el rugir de la tormenta fue suficiente para destruir a la gente de 'Ad y Thamúd y aniquilar sus fuerzas? ¿Tratan de intimidar a los héroes de Dios, a cuyos ojos la pompa de la realeza no es sino una sombra vacía, con muestras tan despreciables de su crueldad? Ustedes son aquellos compañeros de quienes Muhammad, el Apóstol de Dios, ha dicho: "¡Oh, cuánto ansío contemplar el rostro de mis hermanos; mis hermanos que aparecerán al final de los tiempos! Benditos somos, benditos son ellos; mayor es su beatitud que la nuestra". Cuidado que la intromisión del yo y del deseo afecten estación tan gloriosa. No teman las amenazas de los malvados ni desmayen por el clamor de los ateos. Cada uno de ustedes tiene su hora designada y, cuando llegue ese instante, ni los asaltos del enemigo ni los esfuerzos de sus amigos podrán ni atrasar ni adelantar esa hora. Si todos los poderes de la tierra se unieran contra ustedes, serían incapaces, antes que llegue esa hora, de disminuir en un segundo la duración de sus vidas. Si permiten que sus corazones se atemoricen aún cuando fuera por un instante, por el es­tampido de estos cañones que, con creciente violencia, seguirán haciendo llover sus balas sobre este fortín, se habrán arrojado fuera de la fortaleza de la protección Divina". (16)
Pero los muros construidos por los bábís fueron destrozados, las precarias construcciones de madera fueron quemadas, y tras los siguientes meses, los creyentes vieron reducido su alimento a sus correas, zapatos, cortezas de árbol y un trago de agua al día. Así languidecían dentro de su ruinoso fortín alimentados principalmente por las palabras de Quddús, exhaustos pasaban la mayor parte del día, inmóviles, excepto cuando la orden de batalla de Mírzá Muhammad Baqír era dada, entonces se levantaban llenos de vida salían del fuerte casi sin armas, y dispersaban al ejército invasor. A pesar de las bajas sufridas en ese periodo, aun no había vistas de que pudiesen ser derrotados. Mihdí Qulí Mírzá se enfrentaba a Mírzá Muhammad Baqir, en quien parecía haberse encarnado Mullá Husayn.
Mírzá Muhammad Baqir, quien había construido Bábíyyih, tomó el lugar de Mullá Husayn comandando a los creyentes, y fue muy capaz en esta tarea.
El príncipe, en vista de que no podía lograr la victoria, decidió, en consulta con sus oficiales, que la única manera de vencer a los bábís era traicionarlos. Haciendo un cálculo de cómo iban las cosas, el enfrentamiento más duro cobró la vida de setenta de los defensores del fortín, pero no era alentador para el príncipe ver que en esa misma batalla las tropas reales tuvieron 400 muertos, incluyendo 35 coroneles, y sus heridos sumaban 1000.
Mihdí Qulí Mírzá envió un mensaje a Quddús, ofreciéndole paz. Quddús envió a dos representantes, quienes fueron tratados con amabilidad, pero rechazaron comida y bebida, como muestra de lealtad a Quddús. Ellos llevaron de regreso al fortín una copia del Corán, donde el príncipe había escrito una promesa de paz y la selló. Quddús besó el libro, y dijo: "¡Oh nuestro Señor! Decide entre nosotros y nuestro pueblo con verdad; porque el que mejor puede decidir eres Tú" (17)
Quddús mando a los creyentes a alistarse para abandonar el fortín y les dijo: Por nuestra respuesta a su invitación les permitiremos demostrar la sinceridad de sus intenciones.
Pocos días antes de abandonar el fortín, Quddús envió sus Escritos a Mullá Muhammad Hamzih Shariatmadar, y le señaló que tome a su hermana por esposa, para protegerla.
Todos llegaron a un campamento levantado para ellos, se les sirvió comida, que Quddús rechazó, al día siguiente, Mírzá Muhammad Baqír fue llamado a entrevistarse con el príncipe, a lo cual Quddús dio su asentimiento.
Al regresar, Mírzá Muhammad Baqír informó a Quddús de la reiteración de la promesa del príncipe, y agregó que no creía en sus palabras, Quddús concordaba con él, e instruyo a los compañeros que se dispersaran esa misma noche, pero ellos suplicaron que no los despida de su presencia, y a la mañana siguiente, Quddús fue llamado al cuartel del príncipe. Poco después, los soldados dijeron a los bábís que Quddús los recibiría en el cuartel, algunos creyeron en esto, y camino al cuartel fueron hechos prisioneros, unos pocos vendidos como esclavos, aquellos que pertenecían a familias acaudaladas, les fueron ofrecidos a cambio de un pago, estos fueron los únicos sobrevivientes, los demás fueron muertos a sablazos, disparados de la boca de los cañones, o quemados vivos. Mullá Yusuf fue presionado para ir donde sus compañeros y decirles que por instrucciones de Quddús debían entregar sus armas, pero respondió diciendo que lo único que diría a sus compañeros es que todo lo que venga supuestamente de parte de Quddús, es falso; al decir esto, lo asesinaron. Los que quedaron en el campamento fueron rodeados y masacrados.
Mihdí Qulí Mírzá tenía planeado llevar a Quddús a Teherán, pero cuado llego a Babul, el Sa'ídu'l Ulamá' interfirió con este plan, insistiendo en que Quddús sea ejecutado allí. Mihdí Qulí Mírzá no podía resistirse del todo, pues todo el pueblo estaba exacerbado, apoyando a Sa'ídu'l Ulamá'. El príncipe hizo llamar a los principales Ulamas del pueblo. A esta reunión asistieron todos menos Mullá Muhammad Hamzih Shariatmadar. Quddús fue presentado ante ellos, y Sa'ídu'l Ulamá' le preguntó porqué llevaba turbante como si fuera un siyyid, a lo cual Quddús respondió con una pregunta: "¿Era Siyyid Murtadá, a quien todos los Ulamas de prestigio alaban y aprecian, descendiente del profeta por el lado de su padre o de su madre?" Alguien respondió que sólo por el lado de su madre, entonces Quddús replicó. "¿Por qué, entonces, me objetan? Ya que mi madre siempre fue reconocida por los habitantes de este pueblo como descendiente del Imán Hasan. ¿Acaso no fue por su descendencia que todos ustedes la honraban; aún más, la veneraban?". Sa'ídu'l Ulamá' estalló de irá, arrojó su turbante al suelo, y dijo que así como Quddús había podido silencias el cuestionamiento a su linaje, podría convencer a los presentes de que Dios hablaba por intermedio suyo. El príncipe Mihdí Qulí Mírzá declaró: "Me lavo las manos por cualquier daño que pueda sobrevenirle a este hombre. Están ustedes libres para hacer lo que quiera con él. Ustedes mismos responderán por ello ante Dios en el Día del Juicio". Diciendo esto, abandonó la reunión y partió inmediatamente a Sárí.
Una vez que Quddús estuvo en sus manos, actuaron, según llegó a saberse, con tal crueldad, que Bahá'u'lláh declaró que los sufrimientos de Quddús fueron tales como ni aún Cristo sufrió en sus momentos de mayor agonía.
A Quddús le arrancaron la ropa, arrojaron al lodo su turbante, lo encadenaron y arrastraron por las calles, le insultaron y escupieron. Mientras era arrastrado se le oyó decir: "Perdona, ¡Oh mi Dios! los pecados de esta gente. Trátalos con Tu misericordia, por que ignoran lo que nosotros ya hemos descubierto y atesoramos. He tratado de enseñarles el sendero que conduce a su salvación; ¡Ve como se han levantado para derribarme y poner fin a mis días! Muéstrales, ¡oh Dios!, el sendero de la Verdad y transforma su ignorancia en fe". (18)
En cierto momento, dijo: "Ojalá estuviera conmigo mi madre y pudiera ver con sus propios ojos, el esplendor de mis nupcias".
un hombre, que había jurado lealtad a Quddús, y luego había traicionado a los bábís dentro del fortín, se acerco a él, le golpeó en el rostro, y le dijo que si en verdad hablaba con la voz de Dios, tal como había afirmado, que se libere de sus enemigos, Quddús lo miró, suspiró, y le contestó: "Que Dios te recompense por tu acción, ya que con ello has ayudado a aumentar la medida de mis aflicciones" (19), hicieron hoyos en su cuerpo, lo mutilaron, y finalmente lo arrojaron en una hoguera. Shariatmadar recuperó el cuerpo de Quddús y lo enterró, y a pesar del escándalo que armó Sa'ídu'l Ulamá para exhumar el cuerpo, Shariatmadar fue enfático en prohibir a la gente que intentase hacerlo.
Quddús fue martirizado a la edad de 27 años, el 16 de Mayo de 1849.
Al saber de las circunstancias del martirio de Quddús y Mullá Husayn, El Báb dejó de recibir visitas, lloró amargamente y expresó su dolor por la pérdida de sus valientes y santificados discípulos, y durante 6 meses no reveló. Tras este periodo dedicó una semana entera a revelar alabanzas sobre Quddús, Mullá Husayn, y los defensores del fortín. Luego de esto, envió a Mullá Ádí-Guzal a visitar lo que quedó del fortín, le instruyó para que circundase en oración aquel lugar, y le trajera un puñado del polvo que cubría los cuerpos de Mullá Husayn y Quddús.
En Febrero del 2004, el gobierno de Irán ordenó la demolición del lugar que guarda el cuerpo de Quddús, finalmente en Abril de ese mismo año la demolición fue llevada a cabo, y el cuerpo de Quddús fue exhumado, y desaparecido.

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* Shariatmadar y Mulla Jafar eran Shaykhís, enseñaron a Quddús la teología de Shaykh Ahmad y Siyyid Kazím.

(1) Shariatmadar escribió una biografía de Quddús, en la cual se refiere a la sabiduría, perspicacia y lucidez de su alumno, e incluso relata hechos milagrosos que demostraban el conocimiento innato de su pupilo.
(2) Mulla Jafar había sido también maestro de Mulla Husayn.
(3) Es interesante notar que esta conducta guarda marcada semejanza con la que observó El Báb los 9 meses durante los que asistió a las clases de Siyyid Kazím en Karbila.
(4) Los Rompedores del Alba, pág. 103
(5) Los Rompedores del Alba, pág. 164
(6) Los Rompedores del Alba, pág. 267
(7) Los Rompedores del Alba, pág. 268
(8) Ídem
(9) Los Rompedores del Alba, pág. 297
(10) Los Rompedores del Alba, pág. 344
(11) Corán, 11:85
(12) Los Rompedores del Alba, pág. 346
(13) Los Rompedores del Alba, pág. 351
(14) Los Rompedores del Alba, pág. 371
(15) Los Rompedores del Alba, pág. 377
(16) Los Rompedores del Alba, pág. 378
(17) Corán, 7:88
(18) Los Rompedores del Alba, pág. 394
(19) Ídem

Fuentes:
Nabil, Los Rompedores del Alba.
Sepehr Manuchehri, A Brief Analysis of the features of Babi Resistance at Sheikh Tabarsi.
Sepehr Manuchehri, The Practice of Taqiyyah (Dissimulation) in the Bábí and Bahai Religions.
Denis MacEoin, Hierarchy, Authority and Eschatology in Early Bábí Thought.