febrero 16, 2011

"ES BUENO SI ROBO UNA MUJER, ES MALO SI ME LA ROBAN A MÍ"

Por Gabriela Velis
San salvador, El Salvador

"Es bueno si robo una mujer, es malo si me la roban a mí", según el científico Vigotski, era lo que contestaban los hotentotes --primitiva tribu africana-- ante la pregunta "¿Qué considera bueno y qué malo?".

Esta lógica corresponde al nivel preconvencional, definido por el psicólogo Lawrence Kohlberg como la forma más primitiva de razonamiento moral, que se basa en rasgos externos a la propia conciencia y en la satisfacción de los propios deseos. Tiene una orientación hedonística ingenua y opera con la lógica "lo que deseo es bueno, mientras que lo que me perjudica es malo".

¿Les suena familiar? Las declaraciones del Gobierno de Irán ante las protestas en Egipto, que terminaran con la dimisión del presidente Mobarak, seguidas por las reacciones ante las protestas en casa propia son una muestra de esa lógica primitiva: 'Protestar está bien, si es contra otro Gobierno; pero está mal, si protestan contra mí.'

De esto podríamos concluir que la moral es relativa: Lo que es bueno para unos, podría no ser bueno para otros, dependiendo del nivel de evolución de su conciencia moral. Pero el Estado de derecho es el mecanismo a través del cual los Estados ordenan sus asuntos rigiéndose por la norma jurídica vigente, y no dependiendo de la subjetividad de las personas que ostentan los cargos de poder.

Muy distante a la realidad en el Estado iraní. Naciones Unidas denuncian, en su última resolución contra ese país, la precaria situación de los derechos humanos y la amplia gama de violaciones --como tortura, la opresión a las mujeres y la persecución contra minorías étnicas y religiosas.

Los bahá'ís, como minoría religiosa más grande en Irán, que cuenta entre sus adeptos a 300,000 ciudadanos dentro del país, han sufrido una persecución sistemática que pretende estrangular la vida social y cultural de la comunidad religiosa, e incluso la aniquilación de sus miembros. Además de un triste historial de ejecuciones, condenas a penas de prisión y otras formas de violación a sus derechos, el año pasado siete de sus líderes religiosos fueron condenados a 20 años de prisión después de haber estado secuestrados por el Estado iraní durante más de 20 meses sin que se les hubiera dado a conocer los cargos por los que estaban detenidos, ni permitido acceso a la asistencia legal de sus abogados, entre quienes se cuenta a Shirín Ebadi, ganadora del premio Nobel de la paz.

Según el artículo 23 de la Constitución iraní: “La investigación de las creencias de las personas está prohibida, y no se podrá molestar ni llamar la atención a nadie por el simple hecho de tener determinadas creencias”. El artículo 18.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en el que Irán es Estado Parte, establece: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de tener o de adoptar la religión o las creencias de su elección, así como la libertad de manifestar su religión o sus creencias, individual o colectivamente, tanto en público como en privado, mediante el culto, la celebración de los ritos, las prácticas y la enseñanza”.

La Alta Comisionada de los derechos humanos para Naciones Unidas en sus declaraciones sobre la reciente situación en Egipto citaba el preámbulo de la Declaración universal de los derechos humanos: "Para que el pueblo no se vea compelido a recurrir, en última instancia, a la rebelión contra la tiranía y la opresión, los derechos humanos deben ser protegidos por el Estado de derecho."

Muy bien haría la República Islámica de Irán en recordar las palabras de la Declaración de la cual, por cierto, es signataria.